Los acontecimientos que estamos viviendo en el mundo son premonitorios de un desastre que afectará a la mayor parte de la humanidad. El terrorismo global es la avanzada de la última batalla del Maligno contra el bien. Se dice que Hitler fue el segundo anticristo que asesinó a seis millones de judíos y otras etnias porque deseaba la primacía de la raza aria, pero los terroristas actuales no son solamente los Hesbollah, los Hamás sino que los que matan en nombre de su dios y desde niños les enseñan que hay que matar a todos los que no son creyentes y que convertirán el mundo entero en seguidores de Mahoma.
El Estado Islámico, establecido ya en Siria e Irak, se deleita enseñando su barbarie decapitando ante las cámaras a periodistas estadounidense y británicos, precisamente para incitar a un enfrentamiento y cumplir sus amenazas no solamente con estos países sino con todas las naciones que consideran infieles. Su propósito es que todo el universo se convierta en estados musulmanes y vemos como en Francia, Alemania, España, etc., la demografía señala que las mujeres musulmanes tienen entre siete y ocho hijos, mientras que las occidentales tienen uno o máximo dos hijos.
El plan de apoderarse del mundo desde el vientre de sus mujeres les está dando resultado. Quieren que la Sharía (ley islámica) se imponga desde todo punto de vista, desde la burka en sus mujeres hasta la matanza de todo aquel que se les oponga. Cómo es posible que se vean en los medios sociales las manifestaciones que hacen donde proclaman que en el futuro será del lslam y lo hacen en las calles de Londres y otros lugares exigiendo respeto a sus creencias pero ellos no respetan los principios que están establecidos.
En los países musulmanes no se permite que se construyan iglesias cristianas, pero sí abundan en los países de Europa y todo el mundo las mezquitas. Hace poco leía que el primer ministro noruego le dijo al gobierno saudita que no permitiría la construcción de una mezquita, hasta que ellos permitieran la construcción de Iglesias cristianas. Pero la mayoría de los países donde crece este monstruo no hacen nada para detener esta avalancha, quizá porque la democracia es abierta a todos los credos, pero esto es el brote del nuevo anticristo que provocará una conflagración que ya se vislumbra y envolverá a todas las naciones en una guerra que será la última y más sangrienta.
El Armagedón está en sus iniciativas. La persecución a los cristianos, judíos y a los mismos musulmanes que no son fundamentalistas está en un proceso bárbaro e inconcebible. Se observan las decapitaciones, crucifixiones, fusilamientos etc., y los gritos de los terroristas asesinos que en nombre de su dios hacen esto porque él lo manda. Los niños de nueve o diez años debidamente lavados sus cerebros pregonan lo mismo y están dispuestos a morir por esta causa y convertirse en mártires que tendrán su recompensa en su paraíso.
Después de la destrucción del World Trade Center donde murieron tres mil inocentes, EE. UU., dirigió el exterminio de Husein y Osama Bin Laden, pero más bien fue el fermento de que la agrupación venida a menos en el caso de Bin Laden y el retiro de las tropas americanas de Irak, diera paso al nacimiento de los terroristas más decididos y que con sus hombre y niños suicidas esperan vengarse no solamente de EE. UU, sino imponerse para implantar un mundo musulmán.
Se habla de que han llegado a amenazar con asesinar al papa Francisco y están elaborando planes más refinados que el derrumbe de las torres Gemelas. El Señor Jesucristo le dijo a sus apóstoles que serían perseguidos siempre, como lo hizo Nerón. Tiempo después los comunistas decían que la religión es opio del pueblo, y aquí mismo en Nicaragua llegaron a deportar sacerdotes y era un honor para ellos decir que eran ateos.
El Maligno podrá gozar por lo que está ocurriendo pero el Señor dijo también al referirse a su Iglesia que “los poderes del demonio no prevalecerán en su contra”.
El autor es cooperativista, fue funcionario del BNN
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