El caso de las hermanas “Flor” y “Eva”, violadas por el marido de la abuela materna, fue denunciado hace meses ante la Comisaría de la Mujer y la Niñez en el poblado de La Dalia; sin embargo, el hombre aún está huyendo de la justicia.
La jefa de la Comisaría en La Dalia, subcomisionada Judith Maribel Traña Rivera, dice que el expediente fue remitido ante el Ministerio Público el 5 de agosto recién pasado.
Sin embargo, la funcionaria desconoce si la Fiscalía presentó la acusación, pues aún no tienen una orden judicial para capturarlo, aunque según la familia de las niñas violadas, él huyó de El Galope, la comunidad donde habrían ocurrido las violaciones contra las niñas.
ABUELA CULPABA A NIÑAS
“María” vivía con su madre en El Galope, en el límite entre El Tuma-La Dalia y Rancho Grande. Como suele ocurrir en estas tierras, era madre soltera de “Flor” y “Eva”. Mientras trabajaba en una hacienda cafetalera cercana, conoció a “Juan”, con quien inició la unión de hecho estable en la que ha procreado tres niñas más.
“Cuando me hice del papá de las niñas más chiquitas mi mamá me las quitó (a “Flor” y “Eva”) porque me dijo: ‘no pueden andar con vos, porque no es lo mismo que estén con un padrastro a que yo las tenga’. Creí que iban a estar bien porque, como es la abuela, nunca pensé que les pasaría algo malo”, cuenta “María”.
“Flor”, ahora de 16 años, recuerda que el hombre comenzó a violarla “cuando yo tenía nueve años, mi abuela se iba a los cultos y él no me dejaba ir. Un día ella se regresó y lo avanzó, pero a él no le dijeron nada y fue a mí que me pegaron ese hombre me pegó con una cuerda eléctrica, aquí ando las señas y hasta café caliente me echaba. Mi abuela dijo que yo era la que me le metía, que yo era una ganchona”.
Los abusos contra “Flor” terminaron cuando ella, a los 11 años, huyó de la casa de su abuela y “yo pensaba en mi hermana (“Eva”), que estaba chiquita y que ese hombre podía hacerle lo mismo que a mí, pero yo tenía miedo de contarle a mi mamá”.
Sin embargo, el 30 de mayo de este año, “María” fue a visitar a “Eva”, enterándose de que la niña estaba embarazada y “le reclamé a mi mamá, pero ella dijo que eran inventos porque no le queríamos al hombre después me dijo que si el hombre era el papá que él se hiciera responsable del niño y que ella lo iba a criar como si fuera de ella. Yo le respondí: ‘¿qué pasa si es niña también y ese hombre le va a hacer lo mismo?’ me traje a mi niña”.
El 8 de septiembre reciente, mediante una cesárea en el hospital de Matagalpa, “Eva” trajo al mundo a un niño que pesó seis libras y media, de quien dice “voy a cuidarlo bien”.
“Flor” habita en una comunidad rural del municipio de Matagalpa, donde hace tres años empezó a convivir con un muchacho de 18, con quien tiene un hijo de dos años. Mientras carga al niño, dice temer que el hombre que las violaba pueda hacerles daño y “yo deseara que lo agarren pronto y no salga de la cárcel”.
“Karla” ya tiene 12 años y vive en La Florida, una comunidad de El Tuma-La Dalia. Hace más de un año fue violada y embarazada por un hombre de 42, quien se fue huyendo hacia Managua. Pero, hace poco, la niña regresó a casa para tener al bebé.
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