Querida Nicaragua: Fue el general Sandino, utilizado como símbolo por este Gobierno, quien dejó para la posteridad estas palabras: “La soberanía de un pueblo no se discute, se defiende con las armas en la mano”.
Hoy en día el orteguismo ni siquiera ha discutido nuestra soberanía y sin consultarle al pueblo la ha entregado a un no muy claro consorcio, del cual se ha comenzado a comentar que tiene el apoyo del gobierno de la China Comunista. Si esto fuese cierto, son los chinos comunistas quienes tendrán un enorme Canal en 5,600 kilómetros cuadrados que le ha concesionado el gobierno ilegal de Nicaragua, incluidos ciento y tantos kilómetros atravesando nuestro lago Cocibolca.
Probablemente la mayor desgracia que le ha ocurrido a la nación ha sido la serie de fatales errores que permitieron que el señor don Daniel tomara de nuevo el poder y comenzara a adueñarse de todos los poderes del Estado.
En las elecciones de 2011, al hacer que el Congreso suprimiera la no reelección que le permitió ser candidato, comenzó a ser presidente ilegal. El estilo orteguista ha seguido siendo el mismo: el secretismo, la corrupción, el irrespeto a las leyes, el repudio a los periodistas independientes, el hostigamiento a los adversarios políticos y el acaparamiento de medios de comunicación para sí mismo. El presidente ilegal tiene turberos convertidos en millonarios, a quienes el Gobierno ha favorecido encomendándoles proyectos sin licitación alguna. Y hay mil cosas más.
Pero la peor de todas ha sido la concesión ilegal, vergonzosa, otorgada al ciudadano chino Wang Jing y una compañía que dice representar.
Si el Tratado Chamorro Bryan de 1914 nos llenó de vergüenza al conceder una concesión de por vida para construir un Canal Interoceánico, este de ahora es más vergonzoso. La concesión de ahora es ilegal porque ha sido otorgada por un presidente ilegal. Entrega la soberanía nacional a un grupo de chinos que pueden pasar por encima de los derechos de los nicaragüenses que habitan las supuestas rutas por donde pasará el mentado Canal.
Este Canal chino con el cual andan entusiasmados los paniaguados del señor don Daniel, hasta hoy no parece respetar el medioambiente, al parecer no le importa acabar con la flora y la fauna, asunto este que los chinos han visto con desprecio en su propio país. El tratado del Canal es increíblemente entreguista. Sin respeto alguno por los ciudadanos nicaragüenses, pasa por encima de miles de propiedades, ríos, valles, caseríos, poblaciones, comarcas, etc.
De acuerdo con el tratado ilegal, el chino tiene el derecho de no someterse a ninguna ley, a no pagar impuestos, a no depender de ninguna Alcaldía municipal. Y lo que es peor aún, tiene derecho de medir la propiedad de cualquier ciudadano y declararla de utilidad pública y pagarla de acuerdo con el precio catastral.
Los chinos comenzaron a poner mojones y realizar un censo protegidos por la Policía y el Ejército de Nicaragua. La presencia policial ha llenado de temor a los humildes pobladores de algunas zonas del departamento de Rivas. Gentes que tienen años y años de vivir en sus comunidades, que han heredado de sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, que tienen ahí sus humildes cementerios, donde descansan sus seres queridos, sienten que de la noche a la mañana van a ser despojados sin saber a dónde ir.
El ilegal tratado del Canal es una vergüenza nacional, y si, como informó hace tres días el periódico Los Ángeles Times, el gobierno chino comunista es el verdadero promotor del proyecto, la vergüenza será doble. Los chinos están acostumbrados a pagar mano de obra esclava y seguramente traerán miles de estos que son mano de obra barata. La mano de obra nica es más cara. ¿Quién le exigirá al chino ocupar obreros nicas? Este tratado es una violación de la soberanía nacional. ¿Qué diría, si viviera, el General de Hombres Libres? El autor es gerente de Radio Corporación. Excandidato a la Presidencia de la República en 2011.
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