“Vergüenza para los que abusan de la democracia y dan espacio a la ignorancia, el odio, la falsedad, la mentira y la histeria en los llamados medios en el falso nombre de la democracia”, dijo.
Al abrir la semana Ibsen en Skien, ciudad natal del célebre autor noruego, Handke no mencionó en cambio el tema y prefirió centrarse en su relación con el autor de Casa de muñecas.
Handke, de 71 años, está considerado uno de los principales escritores vivos en alemán.
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El prestigioso galardón, que han recibido con anterioridad dramaturgos como el británico Peter Brook, está dotado con 2.5 millones de coronas noruegas (unos 300,000 euros; 417,000 dólares).
Los medios noruegos han recogido estos días artículos críticos con la elección de Handke, recibido ayer con abucheos a la entrada del Teatro Nacional de Oslo por decenas de bosnios y albaneses residentes en este país nórdico por su supuesta postura proserbia.
Durante el conflicto en los Balcanes y años posteriores, Handke resaltó que todas las partes implicadas en las guerras de la antigua Yugoslavia cometieron crímenes y criticó que se culpase solo a los serbios, lo que le granjeó muchos enemigos, al igual que haber asistido al entierro del expresidente Slobodan Milosevic.
Handke renunció, por ejemplo, en 2006 al premio Heinrich Heine, que le había concedido un jurado independiente, después de que varios partidos políticos acordaron bloquear la dotación económica.
El jurado del Ibsen ha recordado que se premian los méritos literarios del autor, para quien Jon Fosse, dramaturgo noruego más internacional en la actualidad, reclamó el Nobel de Literatura.
Handke tiene el derecho a decir lo que ha dicho y hacer lo que ha hecho. Nos distanciamos de las acusaciones de que es un extremista político, afirmó Per Boye Hansen,presidente del jurado.
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