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Prevención del abuso sexual infantil: lo básico

El abuso sexual en nuestro país es una epidemia. A pesar de ser un peligro a cualquier edad, según las estadísticas el grupo más vulnerable a este tipo de violencia son los niños menores de 12 años. Y siempre es peor si sos mujer, de cualquier edad.

 

El abuso sexual en nuestro país es una epidemia. A pesar de ser un peligro a cualquier edad, según las estadísticas el grupo más vulnerable a este tipo de violencia son los niños menores de 12 años. Y siempre es peor si sos mujer, de cualquier edad.

El abuso sexual infantil es una tragedia no solo para la víctima, sino también para toda la familia. La situación es todavía más dramática cuando el niño ha sido abusado en el seno familiar, como sucede en el 75 por ciento de los casos. Lo primero que surge en los padres es el sentimiento de culpa, la idea de que pudieron haberlo prevenido.

La prevención del abuso sexual incluye tres ejes principales:

Un ambiente familiar: que fomente en el niño la confianza para poder contar lo que le pasa o le preocupe, donde no se le maltrate para que el niño no aprenda que otras personas pueden maltratarlo, usarlo y/o agredirlo y que él o ella no tiene dominio sobre su propio cuerpo.

Educación sexual: tanto en la casa como en la escuela. Esta educación sexual ha de ser informada, positiva, sin generar vergüenza, promoviendo en el niño el autoconocimiento.

El autocuido: este es el elemento más importante. El abuso sexual sucede en cualquier momento, en un instante y es imposible que un niño esté cuidado por un adulto el ciento por ciento del tiempo. Solo él o ella está consigo mismo todo el tiempo y, por tanto, han de saber protegerse. Para poder hacer esto, el aprendizaje principal es la capacidad de decir NO a una persona mayor que él.

Aquí viene el primer obstáculo porque lo que normalmente se le enseña a los niños es a decir que SÍ sin pensar, es decir a obedecer. Y si lo dudamos, podemos ver que la primera queja de los padres es “es que no me hace caso”, es decir, “no me obedece”, y los padres hacen de todo para obligar al niño a aprender a decir que SÍ sin chistar.

Eso enseñamos y luego esperamos que el niño tenga la capacidad de decir que NO en otras circunstancias y con otras personas y eso no se puede.

Si de verdad queremos enseñar a nuestros hijos a cuidarse, antes necesitamos enseñarles a pensar por ellos mismos y a escoger a hacer lo que es mejor para ellos. ¿Cómo hacer esto? Lo explico en el próximo artículo.

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www.tusexosentido.com

Ver en la versión impresa las paginas: 10

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