Llegué a la casa de una señora quien me decía que pasaba de las narices y de no tener tiempo ni para respirar… Otro vecino me comentaba que vive en el corre-corre frenético de esta vida. Y con los varios comentarios que escucho a diario, realizo que una de las excusas que continuamente expresamos es ¡no tener tiempo!
La verdad es que nosotros simplemente no sabemos vivir, no priorizamos adecuadamente y no valoramos lo que realmente deberíamos valorar.
El estar ocupado todo el día, rara vez equivale a tener una excelente productividad, basta con echar un vistazo a tu alrededor. Las personas ocupadas sin productividad alguna, son muy numerosas. Se apresuran por llegar rápido a todo lugar y eso implica llegando tarde la mitad del tiempo.
Se dirigen al trabajo, conferencias, reuniones, compromisos sociales, etc. Ellos apenas tienen tiempo libre suficiente para atender las reuniones familiares y rara vez duermen lo suficiente; sin embargo nunca se niegan, ni un correo electrónico, ni a su celular, ni mucho menos a tener su agenda sin un espacio.
Y creo que, a pesar de estar ocupados, podemos manejar las cosas y realizar actividades que nos hagan sentir vivos, cosas que nos apasionen, tales como ver la sonrisa de los seres queridos y sobre todo tomarnos el tiempo para nosotros mismos, para que cuando llegue el día del suspiro final estemos complacidos por la clase de vida que tuvimos y no arrepentidos por todo el tiempo perdido que jamás se recupera.
Por eso hoy voy a tomar una determinación: Reservar tiempo para reír, es la música del alma. Reservar tiempo para leer, es la base de la sabiduría. Reservar tiempo para pensar, es la fuente del poder. Reservar tiempo para trabajar, es el precio del éxito. Reservar tiempo para divertirme, es el secreto de la juventud eterna. Reservar tiempo para ser amigo, es el camino de la felicidad.
Reservar tiempo para soñar es el medio de encontrar tus objetivos.
Reservar tiempo para amar y ser amado es el privilegio de hijos de Dios. Reservar tiempo para perdonar es el paso de la liberación y del volver a comenzar. Reservar tiempo para ser útil a los otros, esta vida es demasiado corta para que seamos egoístas. Nosotros no perdemos tiempo en la vida; lo que se pierde es la vida, al perder el tiempo. Reservar tiempo para orar, leer la Biblia, visitar el Santísimo, ir a la Eucaristía… darle más sentido a tu fe cristiana es dar un paso a la vez, como dice el poeta: Si quieres tus sueños realizar, toma tu tiempo, ve despacio. Haz pocas cosas, pero hazlas bien. Déjate conducir por tu corazón. Si quieres vivir como hombre libre, toma tu tiempo ve despacio. Haz pocas cosas, pero hazlas bien. Déjate conducir por tu corazón día tras día, piedra por piedra, construye tu secreto con calma.
Día tras día tú también crecerás; conocerás la gloria del cielo. Si quieres tus sueños realizar, toma tu tiempo, ve despacio.
Principios pequeños tienen grandes finales. Déjate conducir por tu corazón. Si quieres vivir como hombre libre, toma tu tiempo ve despacio. Haz pocas cosas, pero hazlas bien. El corazón se santifica en la alegría. Día tras día, piedra por piedra, construye tu secreto con calma.
Día tras día tú también crecerás; conocerás la gloria de cielo.
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