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Su misión es apoyar a las mujeres con cáncer

Positivismo y muchos deseos de ayudar a los demás caracteriza a Emma Rosales Uribe, psico-oncóloga de la Fundación Ortiz Gurdián. Ella afirma que tanto el apoyo emocional como el de la familia son fundamentales para el tratamiento que reciben las mujeres que padecen de cáncer de mama.

Positivismo y muchos deseos de ayudar a los demás caracteriza a Emma Rosales Uribe, psico-oncóloga de la Fundación Ortiz Gurdián. Ella afirma que tanto el apoyo emocional como el de la familia son fundamentales para el tratamiento que reciben las mujeres que padecen de cáncer de mama.

[doap_box title=”Emma Rosales Uribe” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]Nació en Jinotepe, Carazo. Edad: 54 años. Estado Civil: casada. Estudió Psicología en la Universidad Nacional de México y posee una especialidad en psico-oncología. Tiene cuatro hijos: Emma de 30 años, Víctor de 28, Cristh de 25 y Eric de 9.[/doap_box]

¿La psicología ha estado presente en su vida todo el tiempo?

Es una carrera que siempre me llamó la atención, desde pequeña me gustaba escuchar a mis hermanos, a mis compañeros de clases e intentaba ayudarlos. Luego en mi bachillerato me impartieron la clase de Psicología y ahí me terminé de enamorar de la carrera, entonces decidí que eso era lo que quería estudiar.

¿Qué la motivó a trabajar con mujeres que padecen de cáncer de mama?

Siempre trabajé en México como psicóloga clínica y cuando vine a Nicaragua la licenciada Teresa me contactó para trabajar en la fundación. Por supuesto no tenía ni la menor idea de lo que iba a , pero al final me gustó porque me dio la oportunidad de servir a las mujeres y la psico-oncología es una rama de la carrera muy humana. Además de apoyar a las mujeres, me ayudó a mí porque mi padre falleció de cáncer cuando yo era muy joven y no tuve la oportunidad de recibir esta ayuda, es por eso que quiero que ellas tengan todo el apoyo que a mí me faltó.

¿Su labor con las pacientes es de principio a fin?

Trabajo con las pacientes desde su diagnóstico hasta su evolución. Es todo un proceso de duelo e implica el esfuerzo de la mujer por volver a adaptarse a un mundo donde ha perdido algo, en este caso el seno, el cabello y la salud. Es bastante complicado porque tengo que inculcarles la paciencia, ya que el tratamiento es largo, y también el perdón porque la mayoría se siente culpable de las cosas que hizo en el pasado y creen que la enfermedad es una especie de castigo. Luego de la quimioterapia seguimos trabajando con la paciente y si en dado caso la persona fallece seguimos apoyando a la familia.

¿Cómo es tratar con mujeres con cáncer?

Es muy difícil porque es una enfermedad tabú, una de las más temidas porque no se tiene conocimiento y por su tratamiento agresivo. Las personas asocian cáncer con muerte a pesar de que los índices de supervivencia son más altos actualmente. Por tal razón, les hablo mucho de la esperanza realista, si tienen posibilidades de curación se les mantiene la esperanza pero si no, esta se matiza y nos centramos en lograr un estado de salud el mayor tiempo posible.

¿En qué consiste el apoyo que brinda a la familia?

Tengo a cargo a los esposos e hijos. Les damos tratamiento porque no se les puede considerar un apoyo natural, ya que muchas veces no saben cómo hacerlo, por lo tanto, me encargo de ayudar, acompañarlos e informarles porque si se está bien informado se deja el temor y existe un mejor acompañamiento en la enfermedad.

¿Qué pasa cuando la mujer tiene hijos pequeños?

La mayoría de mujeres quieren ocultarles su enfermedad, pero les explico que no debe ser así porque ellas deben decirles qué es lo que pasa mucho antes de que yo empiece a trabajar con ellos. Les proporciono unos libros llenos de caricaturas y colores que les sirven para contarles sobre la situación. Estos explican que se le detectó una manchita en el pecho a su mamá y que el doctor le dijo que se trataba de un cáncer de mama y que sería conveniente operarla y luego empezar el tratamiento. Es importante involucrar a los hijos en los cuidados y que vean todo lo que pasa porque lejos de espantarlos, ellos empiezan a verlo como algo natural y experimentan un mayor acercamiento con su mamá.

Fuera de la fundación, ¿cómo es en el ámbito familiar?

Tres de mis hijos ya son mayores, pero soy mamá de un niño de 9 años y es con él con quien he compartido más, ya que tengo tiempo para jugar y ayudarlo en sus deberes. Mi esposo es médico y trabaja en una clínica en Jinotepe, por lo que nos da tiempo para desayunar, almorzar y cenar juntos.

Nosotras cáncer archivo

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