LAPRENSA/ARCHIVO
Sergio Ramírez y yo nos encontramos con Julio Cortázar en Costa Rica y nos dijo que quería conocer Solentiname, y lo metimos sin visa por la finca de José Coronel Urtecho en la frontera con Nicaragua, revela el poeta Ernesto Cardenal, fue la primera visita clandestina del escritor argentino Julio Cortázar, en 1976.
Siete años después, Cortázar, regresaría para escribir el libro Nicaragua, tan violentamente dulce (1983) y recibir del gobierno sandinista la Orden Cultural Rubén Darío.
Esta memoria de los viajes del escritor argentino a nuestro país ha sido recopilada en el libro Cortázar en Solentiname, y viene a ser el segundo texto publicado en Nicaragua sobre el viajero Cortázar.
Su contenido reúne varios escritos, fotografías de pinturas primitivistas y fotos del escritor acompañado por el poeta trapense Ernesto Cardenal, el novelista Sergio Ramírez y otros escritores, explicó Marcelo Valle, embajador de Argentina en nuestro país.
En meses pasados, recordó el diplomático, su gobierno reeditó el libro Nicaragua tan violentamente dulce, en el que Cortázar expone sus experiencias y visiones sobre su estadía en nuestro país y la revolución sandinista. Ambos libros son parte de las actividades que realiza esta sede diplomática para celebrar el primer centenario de nacimiento del escritor.
Solentiname en cuento
Años después de su primer contacto con tierras nicaragüenses en 1976, Cortázar escribe un cuento en crónica periodista muy realista, que llamó Apocalipsis en Solentiname , pero con un final terrorífico que lo hace cuento, señala Cardenal en una de las páginas de este libro. Cortázar también escribió el artículo Defendiendo a Solentiname.
Además de este libro, Cortázar en Solentiname, la librería de Hispamer pondrá a disposición del público la novela de Rayuela; los cuentos Final del juego, Bestiario, y Cuentos completos, en tres tomos; y la prosa breve Historias de cronopios y de famas, dijo su distribuidor en Nicaragua, Jesús de Santiago. [/doap_box]
A su llegada a la isla conoce a varios pintores primitivistas y le toma fotografías a sus pinturas que ahora aparecen en el libro, alternadas con fotos históricas de su encuentro con escritores como Lizandro Chávez, Pablo Antonio Cuadra, Carlos Martínez Rivas y otros.
Regresa con la revolución
En el libro también hay páginas que recuerdan el regreso de Cortázar a Nicaragua en los primeros años de la revolución.
Siete años no son muchos años, pero en la historia de la nueva Nicaragua se diría que equivalen a las botas de siete leguas llevando a enormes brincos a este pulgarcito centroamericano, comentó entonces Cortázar.
En este libro también Sergio Ramírez, expone la visión de Cortázar sobre el evangelio practicado por Cardenal en Solentiname y de otras experiencias del escritor.
De todas maneras, a Julio le tocó vivir los primeros años de la revolución esos en que los sueños aún no daban paso a las pesadillas, dice Ramírez en su escrito, refiriéndose a los posteriores años de guerra que vivió Nicaragua, y que dejo miles de muertos.
Para Ramírez, el escritor argentino encontró en la Nicaragua de entonces, la frescura y la libertad de conducta, la improvisación, el desenfado, la ausencia de formalidades y las inspiraciones, que para entonces en Cuba ya no existían.
Vamos a celebrar a Julio Cortázar en Nicaragua, dijo por su parte Luz Marina Acosta, asistente del poeta Ernesto Cardenal; la intención es que sus lectores vuelvan a leer sus obras, agregó Acosta. Además de este libro, Cortázar en Solentiname, la librería de Hispamer pondrá a disposición del público la novela de Rayuela; los cuentos Final del juego, Bestiario, y Cuentos completos, en tres tomos; y la prosa breve Historias de cronopios y de famas, dijo su distribuidor en Nicaragua, Jesús de Santiago.
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