Por la magnitud del proyecto, el estudio de factibilidad debería considerar las suficientes y más eficientes medidas de mitigación del impacto ambiental, entre las cuales deberían encontrarse sin limitación de otras, las descritas a continuación:
Para preservar la calidad del agua para consumo humano, recreación y pesca, deberían incluirse en el megaproyecto, plantas de tratamiento para las aguas residuales de ciudades y comunidades a la orilla del lago.
Adicionalmente, para mantener en sus niveles históricos la producción de agua, deberían reforestarse particularmente, la cuenca de los lagos y de los ríos: Escondido, Punta Gorda, San Juan y Brito.
Para prevenir derrames contaminantes, deberían excavarse reservorios en tierra, paralelos al Canal, en donde se almacenen las aguas afectadas y, mediante plantas de tratamiento, ser saneadas y descargadas en los cauces cercanos, o reusadas en el mismo canal.
Históricamente, el nivel del lago ha variado casi 5m desde un máximo de 34.3 a un mínimo de 29.5 metros sobre el nivel del mar; con el objeto de reducir esta oscilación y en consecuencia la excavación del canal, si se insiste en su cruce por el Cocibolca a lago abierto, sería necesario construir una represa vertedora sobre el río San Juan, posiblemente en la garganta de San Isidro, a 500m de Boca de Sábalos.
El represamiento del lago impediría la migración de especies marinas desde el Atlántico hacia el lago, igualmente se afectaría la pesca, el comercio y el transporte de carga y pasajeros. Ante este dilema, el megaproyecto debería construir en el sitio de presa, una escalera para peces y una miniesclusa que permita el paso de las embarcaciones. Por otra parte, deberían protegerse los humedales y propiciar la siembra de una amplia variedad de peces, para satisfacción de la pesca comercial y deportiva.
Además, debido al represamiento las corrientes del lago perderían velocidad, lo cual acumularía en su lecho, mayor volumen de sedimentos provenientes de los ríos que desembocan en el mismo; por lo tanto, para estos ríos habría que construir micropresas de sedimentación, con plantas para el reciclaje de los agroquímicos residuales. Estas obras de control podrían en el futuro, convertirse en una industria rentable y básica para la agricultura.
Posiblemente, a lo largo del canal, las grandes excavaciones permitirían hallazgos arqueológicos de nuestros ancestros indígenas y/o de fósiles prehistóricos, para lo cual en sus respectivos sitios, deberían construirse cementerios y/o museos apropiados para su preservación y/o divulgación.
Debería mitigarse con apropiada indemnización, el problema de las expropiaciones, pues el canal en su trayectoria, afectaría centenares de pequeños y grandes latifundios, cuyos propietarios esperan no salir perjudicados en la negociación de sus inmuebles con los desarrolladores del proyecto.
Y obviamente, en su trayectoria por tierra, para cruzar al otro lado del canal, deberían proveerse puentes o túneles para las carreteras existentes y para favorecer el pase de la fauna silvestre. También, mediante barcazas o ferris, permitir a la población el cruce controlado a sus hogares o lugares de trabajo.
En resumen, para evitar un elefante blanco que destruya nuestro medioambiente y en particular el lago Cocibolca; el estudio de factibilidad debería considerar: suficientes rutas alternas para la optimización del canal (incluyendo una opción que no cruce por el lago sino que vaya totalmente en tierra, por la costa sur del mismo); suficiente y excelente información para diseñar el proyecto con tecnología de punta; el mejor estudio de mercado que determine a cabalidad los beneficios del proyecto y; por supuesto, las suficientes y mejores obras de mitigación del impacto ambiental. El autor es ingeniero civil e hidráulico.
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