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Max L. Lacayo

Elecciones libres

Uno de los principales problemas políticos en Nicaragua es que casi todos los dirigentes y miembros de las juntas directivas de los principales partidos estuvieron o están ajustados y sometidos a la voluntad del dictador Daniel Ortega.

Por una parte, algunos individuos buscan reivindicar antiguas posiciones a pesar de estar descalificados por su conspicua participación en la dictadura sandinista de los ochenta, que destruyó las estructuras políticas, económicas, sociales, morales e institucionales de esta nación. Por su parte, entre los principales dirigentes liberales actuales y Ortega existe un contubernio.

El Movimiento Renovador Sandinista (MRS) tiene su mira en un Consejo Nacional para “detallar” el trabajo de su organización y su política de “alianza” con miras a las elecciones presidenciales del 2016. Pero antes se propone desarrollar “una serie de foros territoriales en varios departamentos” para continuar debatiendo la situación por la que atraviesa ese partido y los “problemas económicos y sociales” de Nicaragua.

Esta organización también se dispone, junto con ciertos organismos de la sociedad civil y algunos partidos políticos, a seguir “aportando” propuestas para un plan de nación que quizás encontraría cabida en un futuro sistema democrático en Nicaragua. Todos sabemos que en el actual gobierno orteguista no hay lugar para tales propósitos.

A pesar de ello, las organizaciones que forman parte de ese proyecto de unidad: el MRS, el Partido de Acción Ciudadana (PAC), Unión Demócrata Cristiana (UDC), Partido Conservador (PC), Movimiento 3 Revoluciones, Hagamos Democracia, etc., siguen encontrando justificación para consensuar con el gobierno de Ortega y le han hecho llegar sus propuestas. Quizás con la esperanza que Ortega se siente a dialogar con ellos.

Hasta el momento, los líderes de los partidos liberales han estado manoseando una idea engañosa de proyección unitaria. El propósito es permitir que los mismos enviciados, “comisarios” de Ortega, continúen burlándose del pueblo nicaragüense y seguir controlando indignamente esas agrupaciones.

Aquí vale preguntarse cómo y dónde podríamos comenzar una verdadera unidad nacional en oposición a la tiranía orteguista. Cómo podríamos dar pie al establecimiento de las aspiraciones nacionales con respecto a lo que —como sociedad— aspiramos y rechazamos. Cómo podríamos abrir campo al propósito de establecer de una vez por todas un pacto social que nos permita vivir con dignidad y a respetar nuestra Constitución Política.

Todos los esfuerzos de estos partidos, movimientos y organizaciones mencionadas anteriormente, deberían de estar principalmente enfocados en una estrategia inmediata de unir fuerzas; basados en los mensajes que a diario emanan del pueblo de Nicaragua. Mensajes que se reflejan en los cada vez más frecuentes levantamientos armados en diversas comunidades del país; en las protestas decididas y continuas contra la expropiación de las tierras rurales que Ortega pretende concesionar a un sombrío socio chino bajo pretextos del quimérico Gran Canal, etc.

Es momento de converger en nuestras creencias y principios, en el empoderamiento ciudadano y en la acción, para erradicar —de manera permanente— los recurrentes caos políticos que agobian a esta abusada y empobrecida nación.

Individualmente, la responsabilidad es grande; la lucha contra nuestros líderes mesnaderos tiene que emprenderse decididamente y sin tregua. Sí, contra todos los que existieron y existen desvergonzadamente al arbitrio de Ortega. Esta es una lucha que debe librarse resistiendo la traición y el entreguismo dentro de nuestros partidos, agrupaciones o movimientos; dentro de cada comunidad, en todos los rincones de las ciudades y el campo; obligados de manera resoluta, unificada y unísona a la República de Nicaragua. Así podríamos comenzar demandando elecciones libres.

El autor es economista y escritor

Opinión elecciones Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. eduardo lopez
    Hace 10 años

    Sr lacayo lo que ud escribio es cierto y correcto mas sin embargo hay que subrayar que no puede haber elecciones libres con consejo electoral viciado todo lo contrario habria un gran abstencionismo .

  2. elgueguense
    Hace 10 años

    Es conveniente conocer si el economista y escritor Lacayo un apasionado luchador contra las dictaduras, según se desprende de sus artículos, cuales fueron sus aportes durante la dictadura somocista.

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