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Roberto Páramo Sandino. LA PRENSA/ L. VILLAGRA

Escuela debe “cultivar” más talentos

El año escolar 2014 terminará en dos meses y Cristopher José Hernández, de 16 años, aún no sabe qué hará después de la escuela. Le gusta la informática y el inglés, dice. Esas son las mejores calificaciones que tiene el boletín académico que su mamá recibe cada tres meses en el instituto Maestro Gabriel, en Managua.

El año escolar 2014 terminará en dos meses y Cristopher José Hernández, de 16 años, aún no sabe qué hará después de la escuela. Le gusta la informática y el inglés, dice. Esas son las mejores calificaciones que tiene el boletín académico que su mamá recibe cada tres meses en el instituto Maestro Gabriel, en Managua.

Ahí estudia desde primer año, pero asegura que aunque sus maestros le han dicho que para ingresar a las universidades públicas debe obtener buenas calificaciones en décimo y undécimo grado, y además resolver un examen de admisión, no recibe una orientación vocacional.

De hecho, el término le parece un poco extraño, solo lo asocia a qué carrera estudiar, pero no sabe cómo descubrir y desarrollar su vocación.

En Nicaragua no hay cifras sobre cuántos bachilleres llegan a la universidad sin haber encontrado su vocación. No hay estudios que lo evidencien, apunta el secretario técnico del Consejo Nacional de Universidades (CNU), Arturo Collado.

Sin embargo, los porcentajes de deserción o abandono que se reportan en la transición de primero a segundo año de las carreras “dan una idea” de la falta de orientación vocacional que tiene el estudiante en su paso por la primaria y secundaria. El 18 por ciento deserta según datos de la UNAN-Managua y la UNI, las universidades más grandes del CNU.

“Como país pobre no tenemos un esquema nacional que nos permita encontrar, descubrir, la vocación de los jóvenes y luego cultivarlas. En otros países desarrollados trabajan con el niño, encuentran la vocación y luego la cultivan, de tal manera que cuando él ya quiere aspirar al salir de la escuela e ir a estudiar una carrera técnica o universitaria ya va dedicado, ya va cultivado para ese lugar y entonces su vocación está despierta y desarrollada”, admite Collado.

Pero la vocación en Nicaragua no solo carece de orientación en la escuela, dice Vanessa Castro, experta en Educación, sino que también está asediada por múltiples factores que van desde una simple serie de televisión que “pone de moda” ciertas carreras, hasta la experiencia de los padres en determinadas profesiones, que al final terminan incidiendo en los hijos.

Sobre esto, Collado dice que “si en mi casa mis padres son contadores (y) yo oigo hablar de las cuentas de mayor, de las auditorías (entonces) eso es lo que a mí me va empujando hacia lo que voy a estudiar, o si mi padre es ingeniero y está hablando de los sistemas constructivos entonces probablemente por ahí vaya yo. Estos son distractores porque probablemente esa no sea mi vocación, pero me empujan y me empuja la familia, tal vez sin querer, pero esto es una dificultad”.

Eso pasa con Jansis García Sequeira, de 16 años. Sus primos son médicos y ahora ella quiere seguir sus pasos. Dice que está convencida que “lo suyo” es la medicina general y por eso ha investigado cómo la UNAN-Managua prepara a los médicos y ya leyó el currículo de la carrera.

Tampoco hay equidad escolar

Cada fin de año escolar los estudiantes —sobre todo los de undécimo grado— se enfrentan a un mundo “difícil”. Ir a la universidad no solo es un peldaño más en la vida, sino que también es una etapa que evidencia incluso los problemas de equidad que tiene el país y que también castiga talentos, comparten Castro y Collado.

“Aquí no hay un programa que le ofrezca a los chavalos todas las opciones de talentos. Si ya te lograste convertir en ese más de cincuenta por ciento (de los estudiantes que entran a la primaria y) consigue llegar a la secundaria, en la secundaria te falta orientación, pero también está la demanda y la oferta, (por ejemplo) si yo tengo deseo de ser ingeniero químico, pero yo no tengo el dinero y destaco y soy talentoso ¿habrá una entidad que esté interesada en ayudarme para que yo llegue a desarrollar esta vocación? Eso no está armonizado”, apunta Castro.

Por su parte Collado dice que “tenemos el problema de las dificultades económicas del hogar, porque si el muchacho, si en casa hay condiciones, pues lógicamente va a tener una visión más amplia de las cosas y va a tratar de encontrar qué quiere estudiar desde una perspectiva un poquito más amplia. Pero un estudiante pobre que vive en Teotecacinte o que vive allá en El Castillo, va a tener muchas más dificultades”, expresa Collado.

Sin embargo, cuando la vocación es descubierta y los planes de vida se definen desde por lo menos la secundaria, reconoce Roberto Páramo Sandino, oficial de Educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el éxito profesional se logra y se disfruta.

Él recuerda que a los 8 años no tenía muchas oportunidades para ir a la escuela, porque sus papás, un obrero de la construcción y una ama de casa, no tenían dinero para enviarlo a la escuela. Él estudió la primaria y secundaria en una escuela pública y ahora presume de un diploma de la Universidad de Harvard. Sí, esa universidad donde se cree que “solo los adinerados” pueden estudiar.

Páramo no tiene dinero, admite, pero tiene un historial académico excelente que lo respaldó incluso cuando solicitó becas para estudiar en Chile, Argentina, Estados Unidos y Ucrania.

Él dice que la pérdida de talentos no solo se da porque el estudiante no tenga clara cuál es su vocación, sino que también aquella creencia de que los “pobres merecen una pobre educación” frena mucho talentos, a muchos estudiantes que por lo general egresan de las escuelas públicas y que, aunque lo sueñan, la economía de sus familias no les permite siquiera ir a la universidad.

En Nicaragua, de acuerdo con los expertos, los talentos no se cultivan y mueren —entre otras cosas— por la falta de equidad y orientación vocacional en la escuela.

En enero próximo Cristopher Hernández resolverá el examen de admisión en las universidades públicas “ahí saldrá” alguna oportunidad en áreas de informática o inglés, pero aún no está seguro, dice.

Para “orientar”

Este año, por primera vez durante la semana de la Ciencia, que se realizará del 3 al 8 de noviembre, “vamos en las universidades del CNU a abrir las puertas para que los cincuenta mil bachilleres programados para este año puedan visitar las universidades y recibir información más detallada de las carreras que hay en las universidades”.

Pero también en esa misma semana, más de dos mil docentes de las universidades del CNU visitarán las escuelas para hablar con los estudiantes de los últimos años sobre su experiencia profesional para ayudar a los estudiantes en el descubrimiento de sus talentos, de acuerdo con los planes del CNU.

50 mil bachilleres egresarán de las escuelas este año y menos de treinta mil conseguirán un cupo en las universidades públicas y subvencionadas que integran el Consejo Nacional de Universidades (CNU).

Reportajes Escuela Talentos archivo

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COMENTARIOS

  1. El Investigador
    Hace 9 años

    El mejor aprendizaje comienza en casa y desde el primer grado de primaria.-Hay que enseñar a los niños a cuidar la naturaleza y como¿ enseñandoles a cultivar un arbol que de frutas y con el control de sus padres y que se ponga en el pensul como una matria mas, al terminar su primaria este niño y sus padres estaran comiendo del fruto del arbol y no andaran de patio en patio ageno sus trayendo las frutas sin permiso de sus dueños y conservaran y cuidaran el medio ambiente.

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