Durante su primer concierto en Nicaragua, Cigala entró a la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío luciendo un traje negro. Saludó al público con la elegancia que lo caracteriza y abrió el show con La canción de las simples cosas.
Todo el concierto fue como un viaje que recorrió diversos géneros musicales, desde los lamentos del flamenco, pasando por el apasionado tango, los caribeños danzones y boleros, y todo ese trayecto acompañado por la magia del jazz latino.
Deleitó con un repertorio de las mejores canciones que ha interpretado, como Tomo y o bligo, Alfonsina y el mar, Vete de mí, Niebla del riachuelo, Corazón loco, Inolvidable, entre otras.
Fueron dos horas de éxtasis musical que recogieron 18 canciones que hicieron llorar, sonreír, gozar y aplaudir a los asistentes.
Para muchos artistas, el concierto que brindó el artista español fue una presentación impecable y exquisita.
“Mis palabras para describirlo es exquisito, no solo por la calidad de los músicos, también por el repertorio de canciones”, afirmó el cantautor Luis Enrique Mejía Godoy.
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