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Fernando Bárcenas

Resultados sorprendentes de encuesta de M&R

La reciente encuesta de M&R, llevada a cabo del 10 al 23 de septiembre de 2014, indica que el 43.6 por ciento de la población adversa al régimen de Ortega. No obstante, el 36.4 por ciento lo hace fuera de los partidos políticos electoreros. Ello, por un lado, revela una conciencia más evolucionada, una actitud más dispuesta a la movilización independiente; pero, deja ver, también, una carencia organizativa que, por ahora, constituye una debilidad política frente a la consolidación del absolutismo orteguista.

Las visitas intempestivas de los chinos de HKND, acompañados del Ejército, a las propiedades que se encuentran en los sitios de interés para los proyectos especulativos amparados en la concesión canalera a Wang Jing, constituyen la fuente de agitación política más fuerte que se haya dado en Nicaragua en toda su historia. Los sectores intervenidos por la mafia china se han radicalizado al punto de producir una resistencia activa en defensa de la soberanía nacional.

Ortega no puede dar marcha atrás. Si lo hiciese, los compromisos entreguistas asumidos contractualmente con Wang Jing producirían unas indemnizaciones imposibles de enfrentar por el Gobierno. De seguir adelante, el pueblo llevará la lucha en su contra hasta las últimas consecuencias.

Ortega es el único jugador en el tablero de la mafia que se ha dado jaque mate a sí mismo.

No obstante, los políticos tradicionales, confundidos por el vacío a su alrededor, atribuyen el rechazo a su impotencia, cómplice agravado del régimen dictatorial, a una apatía política de la población. Sin que se les ocurra que la población que adversa a Ortega comprende que se requiere un cambio radical, con formas de lucha más efectivas contra las fuerzas represivas extremas desplegadas por Ortega, para las cuales, estos partidos tradicionales constituyen un obstáculo.

Los sectores independientes, que en 2011 eran solo el 22.7 por ciento de la población, inmediatamente después de las elecciones son el 36.4 por ciento. Lo cual, indica que pasadas las prebendas electoreras han crecido 77 por ciento. La Nicaragua de Ortega, con la concesión a Wang Jing (enmascarada torpemente como un proyecto canalero), se apresta a convertirse en un centro de lavado de dinero de la Tríada, con inversiones de la mafia china similar a las inversiones de Meyer Lansky (el financiero de la mafia siciliana) en la Cuba de Batista de 1953.

La torpeza tiene piernas cortas, y la mentira burda engendra una extrema sublevación ciudadana, ya que la idea de un falso proyecto rápidamente se descubre en la medida que no cumple con los estudios de factibilidad, en el proceso usual de una obra ingenieril. La megalomanía del orteguismo, al escoger un Canal Interoceánico como pretexto para encubrir una operación especulativa de la mafia, ha subestimado la capacidad de respuesta del pueblo nicaragüense frente al engaño que hipoteca la soberanía nacional.

Esta encuesta —ensalzada ciegamente en los medios oficialistas— revela que el 4.4 por ciento de los simpatizantes orteguistas opina que Ortega es autoritario. El 5.6 desconfía del partido de gobierno. El 8.2 por ciento piensa que las controversias deben resolverse por medio de la confrontación. El 8.6 por ciento desaprueba la conducción de Ortega. El 9.2 por ciento opina que los liberales unidos podrían derrotarlos en las elecciones. El 14.1 por ciento desconfía de la Policía. El 15 por ciento desaprueba el manejo institucional del Gobierno. El 21.9 por ciento desconfía de la Alcaldía. El 23.9 por ciento desconfía del Consejo Supremo Electoral. El 25.7 por ciento piensa que podrían ser derrotados por la oposición unida. El 28.7 por ciento desconfía de la Asamblea Nacional. El 28.9 por ciento desconfía del Cosep. Y el 52.4 por ciento desconfía de los CPC (el caballo de batalla de la estrategia de control de la población).

El orteguismo fanfarrón, vacila en reprimir a las masas que se reclaman sandinistas cuando estas luchan por sus derechos, porque teme, precisamente, que una fractura del 30 por ciento dentro de sus filas se propague, por la concentración de tensiones, a un 50 por ciento adicional. Ortega se despierta con el rumor obsesivo del somocismo que colapsa.

Como decían los vietnamitas: “¡El orteguismo, vendepatria, es un tigre de papel!”

El autor es Ingeniero eléctrico

Opinión encuesta M&R archivo
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