“Los muchachos que brillaron en la Copa del Mundo en Brasil, subieron la barra por la que se medirá a las próxima generaciones de futbolistas de nuestro país, Colombia”. Estewil Quesada, ESCRITOR
En más de una ocasión se ha dicho que Antonio Cervantes, Kid Pambelé, les enseñó a ganar a los colombianos. Hasta antes de la irrupción del poderoso golpeador de San Basilio de Palenque, quien azotó entre welters y capturó el título mundial AMB, los sudamericanos celebraban su empate 4-4 con la Unión Soviética en el Mundial de Chile en 1962, como el Everest del deporte cafetero.
Y aun cuando una generación dorada, formada por futbolistas como Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Adolfo Valencia y Freddy Rincón, entre otros, levantó enormes expectativas antes del Mundial de 1994 en Estados Unidos, para luego venirse a pique en el torneo, no queda duda de que sus días de gloria, Colombia los vivió en Brasil 2014.
Y el libro, Mundialazo, Los 21 Días Más Gloriosos del Deporte Colombiano, los perpetúa a través de formidables crónicas y estupendas fotografías, que reviven la fantástica campaña del equipo suramericano en Brasil, donde liderado por James Rodríguez, Juan Quintero y Juan Guillermo Cuadrado, atrapó la admiración mundial por su exquisito futbol, su feroz capacidad resolutiva y su hambre de gloria, frenado únicamente por Brasil, quien con su estilo tosco y desteñido, se aseguró, no obstante, de mantener a salvo el marcador.
Fue una experiencia tremenda la que vivimos los colombianos durante el Mundial, desde fanáticos, periodistas y pueblo en general, que luego de la gira por la Copa, se salió a las calles y recibió a sus jugadores como héroes, asegura Estewil Quesada, uno de los autores de la obra, y quien viajó a Brasil para cubrir el evento para el diario El Tiempo.
Quesada tuvo la gentileza de traernos el libro, que trae a James en la portada, como un reconocimiento al máximo cañonero del Mundial (6) y además, protagonista del mejor gol de la copa, en el que Rodríguez, tras recibir un pase de cabeza de Abel Aguilar, controla con el pecho y antes que la bola caiga al piso, la golpea con poder de volea con su pierna zurda, y disparó un misil que el arquero uruguayo Fernando Muslera, solo lo vio pasar.
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