Centenares de figuras esperpénticas se confundían con olor a humo de los candiles, que exhalaban fuego. Los agüizotes bailaron y se “tomaron” las principales calles de la ciudad de Masaya, la noche del pasado viernes.
Esta cultura y tradición ancestral, originada por la cofradía del torovenado del Pueblo, ha venido evolucionando a medida que el tiempo transcurre, por lo que algunos participantes han hecho ciertas modificaciones en sus trajes.
“Sin embargo nosotros no le damos crédito a lo de Halloween, porque eso es de otra influencia que no es de nuestro país. Lo de nosotros representa la vida y lo de ellos (Hallowen), representa la muerte, y esa es la gran diferencia. Creo que la familia debe de inculcar la verdadera cultura nativa a sus pequeños. Sugiero que Halloween no debe de celebrase en ningún país centroamericano”, dijo Dolores Ortega, miembro de la cofradía.
Miles de personas atiborraron las arterias de la ciudad, mientras bailaban al son de los chicheros, quienes pusieron el toque de adrenalina en los participantes, al filo de la una de la madrugada de ayer, el desfile concluyó en la iglesia Magdalena. Hoy a partir de las ocho de la mañana sale la imagen de San Jerónimo para la tradicional subida, paralelo al desfile del Gran Torovenado del Pueblo que sale a las diez de la mañana en Monimbó.