La demora del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para actuar en materia migratoria hasta después de las legislativas ha generado un gran descontento entre la comunidad latina, que podría castigar a los demócratas quedándose en casa y provocar que los republicanos se hagan con el control del Senado.
Los estadounidenses votarán en los comicios legislativos de mitad de la legislatura el 4 de noviembre para escoger a 435 miembros de la cámara baja, y a un tercio de los cien senadores. También se elegirán a gobernadores en 36 Estados y tres territorios (las islas Vírgenes, Guam y Las Marianas).
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Cálculos de la Asociación de Latinos Electos y Designados (NALEO, en Inglés) indican que 7.8 millones de latinos acudirán a las urnas, más de un millón respecto a las legislativas de 2010, pero muy lejos de alcanzar los 25 millones de hispanos que podrían ejercer su derecho al sufragio.
Los republicanos buscan ganar seis asientos más en la cámara alta para lograr su control y gobernar el Congreso en los dos últimos años de mandato de Obama, ya que cuentan con mayoría en la Cámara de Representantes. Para ello, necesitan obtener la victoria en estados como Colorado, Georgia o Carolina del Norte, donde el número de latinos que pueden acudir a las urnas es lo suficientemente grande como para definir los resultados.
Sin embargo, los latinos, que han votado históricamente al demócrata y que en 2012 fueron decisivos para que Obama obtuviera la reelección, son poco proclives a votar en las legislativas, algo que se agrava en estos comicios por la situación de la política migratoria.
Aunque han sido los republicanos en la cámara baja quienes han bloqueado un proyecto de reforma migratoria integral, los hispanos se sienten traicionados por Obama, que por las presiones de algunos candidatos demócratas retrasó una prometida acción ejecutiva para reducir las deportaciones.
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