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La farmacia Simón Bolívar atiende de siete de la mañana a cuatro y media de la tarde. Cada día acuden centenares de jubilados que no reciben el tratamiento que requieren en las EMP. LA PRENSA/ ARCHIVO

“Gajes” médicos de los jubilados

Se para en medio de las tres hileras de sillas que ocupan 72 jubilados, asegurados y sus acompañantes, en la farmacia Simón Bolívar, y arenga: “Conozca cuáles son sus derechos, aquí está la Ley 160”. Aunque los gestos de Armando Silva se ven desde cualquier ángulo de la sala redonda, sus palabras las oyen los más cercanos. Algunos preguntan, y compran por cinco pesos la fotocopia de la “ley que concede beneficios adicionales a las personas jubiladas”, otros ni lo vuelven a ver.

Se para en medio de las tres hileras de sillas que ocupan 72 jubilados, asegurados y sus acompañantes, en la farmacia Simón Bolívar, y arenga: “Conozca cuáles son sus derechos, aquí está la Ley 160”. Aunque los gestos de Armando Silva se ven desde cualquier ángulo de la sala redonda, sus palabras las oyen los más cercanos. Algunos preguntan, y compran por cinco pesos la fotocopia de la “ley que concede beneficios adicionales a las personas jubiladas”, otros ni lo vuelven a ver. Están concentrados en escuchar su nombre por el parlante y encaminarse hacia la caja —de 11 que hay— donde tal vez les entreguen las medicinas que vienen a buscar.

[doap_box title=”EL GESTO DE ROSARIO” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]Rosario trabaja como vigilante en la farmacia Simón Bolívar. Es baja y gruesa. Lleva el pelo liso, negro recogido debajo de la gorra del uniforme. Su tarea es abrir y cerrar la puerta. Si le preguntan, ella le indica a la gente dónde debe hacer fila. La fila de recepción está enfrente de ella. Solo tiene que extender la mano en señal de “siga por ahí”.

A veces Rosario se ausenta de la puerta. En esos momentos, ella está empujando a algún abuelo en su silla de ruedas, o apoyándolo mientras él avanza con su andarivel.

En otros momentos, Rosario le carga las bolsas, y se queda con ellos en el andén, esperando que algún vehículo se los lleve. Rosario no lo hace a cambio de una propina o de un “gracias”. En absoluto. Cuando los ve desvalidos, solos, a veces sin un familiar que los acompañe, piensa en que la vejez es su futuro, y no duda en abandonar por unos segundos la puerta de la farmacia.[/doap_box]

En la farmacia Simón Bolívar el INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) centenares de jubilados retiran medicinas que no les dan en las Empresas Médicas Previsionales (EMP).

Armando Salgado vino a buscar una leche especial para diabéticos que le recetó el médico internista que lo atendió en Salud Integral, donde pasa consulta una vez al mes.

“No hay, venga la otra semana”, le dice la que atiende la caja número tres.

“¿Cuándo va a haber?”, insiste Salgado.

“La otra semana”, reitera la cajera.

“¿Por qué no hay?”, pregunta Salgado.

“No hay”, contesta la muchacha.

Salgado pregunta dos veces más. La última vez la cajera no le responde y él se va.

Es la segunda vez que a Salgado le dicen que vuelva. Ya había venido el 18 de octubre y le dijeron que no había. Volvió diez días después y se va igual.

“Cuesta que me la den”, comenta Salgado en las afuera de la farmacia mientras se encamina a la parada donde tomará un bus de la 107.

“Siempre tengo que volver”, comenta Salgado, quien hoy esperó casi dos horas para pasar por la caja.

Si el INSS no le da esa leche especial, él no la toma porque el tarro cuesta alrededor de 1,200 córdobas y el monto de su jubilación es de 3,600 córdobas.

Salgado es jubilado desde 1994 y hasta ahora ignora cuál es su cobertura de salud como “adulto mayor”.

“Nunca he preguntado”, confiesa y ha dejado que los médicos y la EMP, a la que está adscrito, decidan qué medicinas entregarle y qué servicios prestarle. El INSS, desde hace algún tiempo, ha creado la oficina José Benito Escobar, sobre la avenida Bolívar a la par de la Asamblea Nacional, donde jubilados y asegurados pueden consultar sobre la cobertura de salud.

“Listado de prestaciones de plan de salud para el adulto mayor” se llama el documento de unas 12 páginas que detalla una larga lista de enfermedades (trastornos del sistema circulatorio, nervioso, urología, oftalmología, enfermedades cardiopulmonares, entre otras) y los procedimientos quirúrgicos a los que tienen derecho.

El listado incluye los exámenes especiales que pueden hacerles como electrocardiograma, ultrasonidos, ecocardiogramas. Además se agrega la canasta básica de medicinas y los exámenes especiales que cubre el programa.

Para tener acceso a algunos de estos servicios de salud, los jubilados tienen que llevar recetas y gestionarlos directamente en la farmacia Simón Bolívar.

Por ejemplo, la leche especial que le recetaron a Armando Salgado en la EMP donde se atiende, solo se la entregan en esta farmacia. Incluso, citas con algunos especialistas tienen que tramitarlas a través de esta farmacia.

“Creo que el noventa por ciento no sabe a qué tiene derecho”, dice Armando Silva, quien ofrece las fotocopias de la Ley 160 y es parte del programa de jubilados del INSS Pelscam (Programa Educativo Laboral, de Salud y Cultural para el Adulto Mayor).

CS$$74 paga el INSS a las Empresas Médicas Previsionales (EMP), por la atención a los jubilados. El programa para los jubilados es deficitario, ha reconocido Ismael Reyes, propietario de Salud Integral donde atienden a 10,000 adultos mayores.

El programa de jubilados funciona en las instalaciones de la delegación del INSS que están contiguas al Hospital Solidaridad.

“Ni les interesa. Los invitás a una charla a un taller y no llegan”, dice Silva.

Silva, quien se jubiló desde 1989, se moviliza en una antigua bicicleta que deja encadenada en la entrada de la farmacia.

Algunos jubilados creen que la cobertura de salud es igual a la que tienen los asegurados, sin embargo, muy pocos se informan sobre cuáles son sus derechos. LAPRENSA/ARCHIVO
Algunos jubilados creen que la cobertura de salud es igual a la que tienen los asegurados, sin embargo, muy pocos se informan sobre cuáles son sus derechos. LAPRENSA/ARCHIVO
MÁS JUBILADOS, MÁS ESPERA Y MENOS MEDICINAS

Este jubilado, organizado, de 79 años, dice que en los últimos meses la medicina está más escasa. “Ahora somos más, porque están los de la pensión reducida. Hay que esperar más tiempo para las medicinas y para todos. Si antes te daban seis meses para una cirugía, ahora es mucho más tiempo”, comenta Silva.

Programas como Pelscam que tiene capítulos en otros departamentos del país, antes organizaban hasta cinco paseos al año. Ahora, que el número de jubilados aumentó, se han reducido los paseos, comenta Silva.

“Así es, todos tenemos derecho”, reflexiona este jubilado beneficiario de los almuerzos diarios que ofrece Pelscam.

“Antes se daban 600, pero ahora son como 300”, explica Silva.

José Dolores Romero, jubilado, no sabe qué abarca la cobertura de salud pero asegura que pasa consulta cuando lo necesita. “Es buena la atención en la Lidia Saavedra”, dice Romero, un hombre con desgaste en las rodillas que esta mañana de miércoles vino a la farmacia Simón Bolívar, por segunda vez, y le dijeron que no había medicinas para él. “Venga la semana entrante”, le dijeron.

De todas las cajas, la cuatro es la única que no despacha medicinas con receta a los jubilados y asegurados sino que las vende. “Aquí las venden. Yo vengo a buscar fluconazol”, dice una mujer cincuentona que espera en la fila. “Me acerqué a preguntarle si había para no hacer la fila, pero ni me miró la cajera”, agrega.

Esta mañana de miércoles, en general, las cajeras actúan con amabilidad. En la recepción, donde se hace la primera fila al entrar a la farmacia, la fila es corta y fluye. “Es que hoy vino a supervisar gente del INSS y están bien portadas, pero la recepcionista es bastante odiosa”, comentan varios jubilados.

Reportajes jubilados médicos archivo

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COMENTARIOS

  1. lucrecia
    Hace 9 años

    porque no dejan el hospital solidaridad para los jubilados y alli nos den el medicamento, no es justo que pase consulta, me receten mis medicamentos, hacer fila para que me los autorizen y mandarme al simon bolivar para que dos horas despues me digan que no hay que regrese la proxima semana y asi pierdo mi medicamento y termino el dia exausta con mi artrosis de rodillas. si esto no es negocio que hacen las emp atendiendo mal a los jubilados. el local que atienden es deprimente.

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