Autoridades de salud de Maine pidieron a una corte que emita una orden para limitar los movimientos de la enfermera Kaci Hickox, quien desafió una cuarentena voluntaria para trabajadores médicos que atendieron a enfermos de ébola.
Autoridades presentaron la solicitud el jueves luego de amenazar con aislar a la enfermera.
Un juez emitió una orden temporal que limita los movimientos de Hickox el jueves y se espera que el viernes haya un veredicto definitivo. Por ahora, la policía vigila las actividades de Hickox y su interacción pública pero no puede detenerla.
Hickox, quien trató a pacientes afectados por la enfermedad en Sierra Leona, dice que el confinamiento viola sus derechos. Sostiene que no presenta síntomas de la enfermedad y no representa riesgos para el público.
El estado quiere que se limite su posibilidad de viajar, evitar que acuda a sitios públicos y obligarla a mantener una distancia de casi un metro (3 pies) si entra en contacto con otras personas.
La cuarentena voluntaria se está convirtiendo en el mayor reto para el país porque enfrenta los temores por el ébola y las prevenciones necesarias para la salud pública, con la libertad personal.
Hickox, de 33 años, atrajo la atención de los medios al regresar de Sierra Leona y ser puesta en cuarentena obligatoria en Nueva Jersey. Tras salir del hospital regresó a este pequeño pueblo, donde las autoridades de Maine la pusieron en lo que llaman cuarentena voluntaria.
La enfermera sostiene que ha seguido la recomendación de tomarse la temperatura diariamente y revisar que no haya presencia de fiebre u otros síntomas de la enfermedad emitida por los Centros de Prevención y Control de Enfermedades.
“No estoy dispuesta a quedarme aquí y permitir que mis derechos civiles sea violados por algo que no tiene base científica”, dijo el miércoles.