14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Unidos todos en comunión

Todos los cristianos católicos estamos llamados a tener “un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4,32), unidos con nuestra cabeza, Cristo, y con el obispo de Roma —el papa Francisco— en la misma fe, en la misma esperanza y en la misma caridad.

Todos los cristianos católicos estamos llamados a tener “un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4,32), unidos con nuestra cabeza, Cristo, y con el obispo de Roma —el papa Francisco— en la misma fe, en la misma esperanza y en la misma caridad. Es necesario tener en cuenta que “sin comunión la Iglesia muere, no es la Iglesia de Cristo”. Por eso, en la última cena Jesús le pedía al Padre: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado. Que sean uno como nosotros somos uno, yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno” (Jn. 17,11.23).

La comunión es obra de todos, de los de abajo y de los de arriba. Lo malo es cuando confundimos, tanto los de arriba como los de abajo la unidad con la unicidad. Entonces es cuando llegan los problemas y las actitudes dictatoriales tan dañinas para la Iglesia. La comunión no anula la riqueza de la diversidad y de los distintos dones que el Espíritu da a quien quiere y como quiere (Jn. 3,8).

Todos tenemos que tomar conciencia de que esta comunión con Cristo, con el papa y con todos y cada uno de los cristianos no puede romper la diversidad, ni la diversidad romper la unidad, como decía San Pablo a los cristianos de Corinto al comparar la Iglesia con un cuerpo: “Formamos un solo cuerpo, pero cada uno de sus miembros tiene diversas funciones y carismas (ICort. 12,12-30)”.

Cuando la comunión no solo respeta sino que fomenta y alienta la diversidad esta se ve fortalecida y la diversidad la hace más sabrosa y más rica. Cuando la comunión pretende la unificación rompiendo la riqueza de la diversidad, viene la imposición, el ordeno, el mando, y empieza a resquebrajarse y a romperse la unidad.

En la Iglesia tenemos una misma fe; pero esa misma fe se proclama, se vive y se celebra en distintas culturas, en distintas tradiciones y con distintas manifestaciones del Espíritu a través de sus dones y carisma, teniendo presente que la unidad es la variedad, y la variedad en la unidad: es la ley suprema del universo.

El papa tiene que ser un aval de la unidad de la Iglesia respetando la diversidad y las diferencias y todos, juntos con él, dar testimonio de la fe y del amor ante el mundo: “Unidos íntimamente en el amor” (Col. 2,2). La comunión con Roma no conlleva, pues, sumisión ni subordinación.

La comunión es fruto de la libertad hecha en el corazón de los hijos de Dios, unidos todos en la fidelidad a Jesús y a su mensaje. Como decía San Pablo a los cristianos de Éfeso “Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos que está sobre todos, actúa por todos y está en todos” (Efes. 4,4-6).

Es por eso que los cristianos católicos somos todos unidos, aunque todos seamos diversos, en Jesús y su Mensaje.

Religión y Fe comunión cristianos católicos archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí