El gobierno socialista de Venezuela ha impulsado la venta masiva de Barbies antes de la temporada navideña. Madres, abuelas y niñas han desocupado las estanterías decoradas con las Barbies en las jugueterías de Caracas, tan pronto se enteraron de que el Gobierno ordenó la venta de la codiciada y escultural muñeca, que pueden obtener al módico precio de 250 bolívares (2.50 dólares al cambio del dólar en el mercado negro).
Crystal Casanova apenas tuvo tiempo de decorar la vitrina del almacén con las relucientes cajas de fondo rosa cuando una horda de mujeres arribó al lugar. No tuvo que convencer a nadie de que se llevara la estilizada figura de la muñeca, pues las clientas las sustraían de las cajas que vienen con el sello de Mattel.
Desde hace varios años el gobierno venezolano ha impulsado una política de control de precios a productos de primera necesidad, acompañada de advertencias de cárcel a los minoristas que acumulen bienes y los vendan a un precio superior al que las autoridades consideran como un margen justo de ganancia. Críticos del Gobierno dicen que esta política desalienta las importaciones y constituye una de las principales causas de la escasez de productos en el país.
Esta política ha hecho de la muñeca una figura a menudo ridiculizada por la izquierda, por constituir una herramienta que incentiva el consumismo capitalista, uno de los productos más destacados del Plan Navidades Felices que, según el presidente Nicolás Maduro, busca evitar que los especuladores arruinen las vacaciones de los venezolanos.
El fallecido presidente Hugo Chávez criticó “esta estupidez de la Barbie” e hizo un llamado para que Venezuela hiciera sus propias muñecas que le rindieran un tributo a la cultura venezolana.
El Gobierno dice que los minoristas pueden hacer dinero vendiendo las Barbies aún bajo la política de control de precios. Gremios empresariales dicen tener que venderlas a pérdida. Los minoristas se negaron a comentar sobre las Barbies.
El Gobierno también ha vendido productos con generosos subsidios durante estas fiestas. A inicios de mes, cientos acamparon una noche antes de que se abriera una feria del Gobierno y poder comprar televisores de plasma, computadoras y refrigeradores a precios muy asequibles.
Con las carencias diarias que obligan a los venezolanos a hacer largas filas para comprar productos básicos, la cruzada por reducir los precios de las Barbies y la organización de estas ferias son bienvenidas por la gente, incluso por quienes han sido críticos de la revolución bolivariana.
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