El humanista, filósofo y académico Emilio Lledó, gran defensor del libro, el lenguaje, la enseñanza de las humanidades y la memoria, ha recibido el Premio Nacional de las Letras 2014 por haber aunado en su obra la investigación filosófica y la literatura.
El premio, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, es el más importante de los que se conceden en España tras el Cervantes y está dotado con 40,000 euros.
El jurado ha valorado en Emilio Lledó su “dilatada obra, que armoniza la filosofía del Logos, la hermenéutica, el valor estético y ético de la palabra, la defensa de la libertad y reivindica la vocación docente”.
Es —añade el fallo— “un gran ensayista y divulgador de alto nivel, que ha tratado temas tan diversos como la defensa de la lectura, la felicidad, el silencio, la belleza y la verdad”.
Un gran premio que se suma a los que últimamente está recibiendo este gran humanista nacido en Sevilla hace 87 años.
Hoy Lledó ha afirmado de forma premonitoria: “Se ve que por la edad me está cayendo algún premio que otro”.
Y no se equivocaba, solo que no es solo por la edad, sino por toda una vida lúcida y fructífera, que ha recorrido todo el siglo XX y todos sus acontecimientos más crueles: la Guerra Civil, el hambre de la posguerra, el franquismo, el exilio o el Berlín del muro.
Emilio Lledó salió de España en 1953 para estudiar en Heidelberg (Alemania), donde fue alumno de Hans-Georg Gadamer; después estuvo en Berlín hasta que en 1963 volvió con su mujer a una España gris, pero “con mucha ilusión”, según reconocía.
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