Para que un país salga de la pobreza, la sociedad, liderada por la clase política, que es la que se encarga de administrar los asuntos del Estado, debe identificar los nichos en los que puede tener ventajas comparativas para desarrollar un alto potencial económico.
En Nicaragua uno de esos nichos es el turismo, actividad que se ha venido desarrollando muy bien en los últimos 25 años pero que está lejos de alcanzar todo su potencial.
Para entender ese potencial basta con retomar las palabras que pronunció ayer la presidenta de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), la señora Sylvia Ramírez de Levy, durante la entrega del noveno Premio Güegüense a la Excelencia Turística:
“Pocos lugares en el mundo tienen la capacidad de ofrecer tanto en tan pequeño espacio. Con apenas 130,000 km2 (Nicaragua) cuenta con una diversidad de productos turísticos. Todos singulares y únicos basados en la autenticidad de nuestro pueblo, creencias y costumbres en un marco natural de incomparable belleza”.
Las palabras de la presidenta de Canatur están llenas de verdad. En nuestro pequeño país un turista puede pasar de la playa a la montaña en unas pocas horas y en la ruta pasar por destinos de turismo extremo, lagos y lagunas que ofrecen pesca deportiva o actividades acuáticas y ciudades coloniales. En ese mismo trayecto puede conocer nuestras costumbres y saborear nuestros platos típicos. No es tan fácil en realidad encontrar tal variedad de destinos en tan pequeño espacio.
Y desde 1990 los empresarios turísticos están aprovechándolos, con el apoyo de los diferentes gobiernos. Mucho se ha avanzado. Ya para el mes pasado a Nicaragua habían entrado un millón de turistas y, según los datos que dio doña Sylvia Ramírez de Levy, el incremento de visitas es de un 7.1 por ciento en relación con el año pasado. El aporte de esta actividad al PIB es del cinco por ciento y los ingresos representaron al país 417 millones de dólares.
El turismo es particularmente importante para el desarrollo porque, al estar ausentes aun grandes cadenas hoteleras como vemos en otros países, en Nicaragua la responsabilidad recae en gran parte sobre empresarios y emprendedores pequeños y medianos o que fueron pequeños y medianos y que han crecido. Como bien dice Canatur, el turismo lleva desarrollo a sectores muy pobres.
Sin embargo, aún hay mucho por hacer. Entre los datos que dio Canatur sobre el turismo mundial, el área centroamericana representó el año pasado un crecimiento del cuatro por ciento, comparado porcentualmente con el crecimiento de América del Norte, pero dentro de tantas buenas noticias no podemos olvidar que el triángulo norte de Centroamérica es la zona más violenta del mundo.
Afortunadamente para los nicaragüenses, este es el país menos inseguro de la región, pero prioridad número uno de un plan de nación para el turismo debe ser no solo evitar que la violencia del norte llegue, sino mejorar la seguridad.
Otros puntos clave son mejorar el servicio, la experiencia del turista al llegar al país, particularmente por tierra, y diversificar la fuente de las visitas, ya que se depende demasiado del turismo centroamericano.
El turismo que viene de Norteamérica representa el 27 por ciento y de Europa solamente el 6.5 por ciento. Es importante aumentar el porcentaje de visitas desde aquellas regiones, pero eso se logra invirtiendo en promoción, capacitación e infraestructura, que junto con la seguridad son las cuatro patas de un plan de nación para el turismo.
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