Rocky Fuentes miró a Román González y quedó petrificado. Chocolatito con sus golpes trazados a precisión envió al fondo de la tierra al filipino. En el round seis una izquierda en recto y derecha de volado dio la pauta para que la música sonara, el dios de los pesos pequeños volvió a realizar una obra para encerrar en el limbo a su oponente. El hijo predilecto de Alexis Argüello colocó al desnudo sus instintos mortíferos, luego cambió al hábito de caballerosidad y se despidió del rival diciendo que fue un duro contrincante.
Fuentes demostró ser un rival inteligente, pero incapaz de sostener un ritmo de intensidad ante las improvisaciones durante cada asalto de González. Aunque Rocky confiaba que la reducción de sus posibilidades multiplicaría sus energías, su defensa colapsó ante un diluvio de golpes constantes, el génesis de la destrucción empezó desde el sonido del primer round, a pesar del asterisco de la entrada del volado de derecha seguido de Rocky, aprovechando el descuido.
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“Tenía mucho miedo de un corte y del golpe de volado de Fuentes, pero al tiempo fui dominando por completo. El muchacho es bueno, solo que los golpes que le pasé conectando abajo le quitaron las condiciones que traía. Sentí el impacto de su volado. Él ya estaba noqueado en el quinto round”.
Román González, boxeador
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La capacidad de improvisación sobre la marcha y un rostro sin pestañeo ante los tres fuertes golpes del round tres que recibió el nicaragüense, denotó estar listo para batallar en cualquier área. González está graduado en cerrar espacios e ir en la búsqueda de la sangre del oponente.
[doap_box title=”Un poder abrumador” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
41 victorias tiene ahora el tricampeón mundial nicaragüense Román “Chocolatito” González, con 35 peleas ganadas por la vía del nocaut, mientras que Fuentes perdió su octava pelea.
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El planeta boxístico está a la vista de un guerrero lleno de literatura en sus puños, que hasta la fecha ha encantado a sus espectadores, abrumado a sus rivales y con una vida relativamente calma fuera de los encordados se puede jactar de que se enrumba hacia el infinito sin ninguna muralla que lo pueda detener. Román tiene el mérito de elevar el esplendor de su presente y ahí en la cumbre, donde la vida tiene mil variedades, para él solo hay una: la victoria.
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