En las empresas de Alta Confiabilidad Operativa (ACO), aquellas industrias en donde un evento fallido puede tener consecuencias catastróficas (petroquímicas, generación de energía, aviación, entre otras) el éxito de una cultura de seguridad sostenible requiere un liderazgo enérgico, lo cual implica ir más allá de la comodidad de una aguada nota electrónica instando al personal a “actuar con seguridad”.
La educación ejecutiva relacionada con la seguridad operacional no es muy frecuente, no obstante absolutamente necesaria. El problema es que algunas gerencias piensan perniciosamente que una sólida formación específica para su rol se puede sustituir con buenas intenciones.
Es importante remarcar que como ejecutivo usted no necesita ser un “experto”, pero sí que pueda comunicar efectivamente hacia dónde quiere llevar la organización para desarrollar y articular los mecanismos requeridos. No piense que la gente puede leer su mente.
Un área específica que debe usted desarrollar es cómo lidiar efectivamente con las inconsistencias o paradojas que surgen en el día a día organizacional. Existirán acciones que si no son comunicadas efectivamente, poniendo de primero los valores organizaciones, correrá usted el riesgo que sean interpretadas como “libretazos” a la devoción del valor seguridad. En una empresa ACO este valor debe ser una verdadera religión corporativa.
Cuando usted instruye ejecutar una acción urgente, o “rush”, debe tener cuidado para que esta instructiva se comprenda que debe realizarse siempre dentro de los parámetros de seguridad necesarios, no los que crea que le entendieron.
Otro de los supuestos importantes que debe usted aclarar —lo cual está mayoritariamente torcido en algunas empresas— es que la administración de la seguridad es responsabilidad de la línea de negocios, no de aquellos que están como facilitadores o asesores técnicos internos sobre esta materia, ya que lo contrario, el pensar que cada gerencia no debe formalmente explicar resultados por los incidentes en cuyas causas haya existido inobservancia o desviación de procedimientos, abrirá entonces una enorme puerta hacia la hipocresía, la cual será después difícil o imposible de cerrar.
Los ejecutivos deben disponer de una formación en el planteamiento de las verdaderas acciones correctivas y recomendaciones de alta efectividad. En el análisis tradicional de incidentes se plantean frecuentemente alternativas débiles, para evitar la reiteración de estos fallos; típicamente, controles administrativos (procedimientos, políticas, prohibiciones) o equipo de protección personal, los cuales son preventivos ineficaces.
Las gerencias deben retarse en poner en práctica verdaderos métodos de eliminación, sustitución, o bien, desarrollar controles de ingeniería para la mejora operacional y prevención de incidentes, los cuales dentro de esa jerarquía de control de peligros tienen mayor integración con una política preventiva, y no en esas “curitas” que son siempre meras aspirinas o paliativos mínimos, que solamente engañan piadosamente a sus proponentes, pero no al personal.
Los enfoques de seguridad basados en el comportamiento deben ser también un tema de “aggiornamiento” ejecutivo, ya que hoy los enfoques tradicionales de zanahoria y garrote, o aquellos que eufemísticamente le llaman “sistema de consecuencias”, tendrán pocos resultados en reemplazar la conducta, si primero no se tienen nociones funcionales sobre cómo trabaja el refuerzo positivo, el cual no es un tema que sea digerible en una charla de café o en una breve reunión.
No existe un hecho que tenga peor impacto en una cultura organización de Seguridad que cuando los ejecutivos lucen desinformados, “despegados” del conocimiento oportuno de la dirección de seguridad, o bien, de los requerimientos de los sistemas de gestión específicos, lo cual socava notoriamente su autoridad moral, enviando así señales equívocas al personal sobre su importancia.
Los ejecutivos deben autoidentificar sus necesidades de formación en estos temas y seleccionar el menú de los tópicos en los cuales sumergirse. Pensar que esto es materia de una “solución rápida” o de delegarlo a personas internas, cuya inoperancia o inadecuación pueda ser indudable, será una verdadera receta para el fracaso.
Usted elige.
*Consultor en Seguridad Industrial. [email protected]