La construcción del Canal Interoceánico de Nicaragua, previsto para iniciar en diciembre, está causando esperanzas y preocupaciones, así lo afirma el secretario general de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), el obispo Jorge Solórzano.
El también obispo de la Diócesis de Granada, señala con preocupación que el proyecto tiene el peligro real de responder a intereses transnacionales “más que a intereses nacionales y económicos”.
Monseñor Solórzano y su clero sostienen en un comunicado que la mayor preocupación en torno al proceso del Canal Interoceánico es el desconocimiento sobre la falta de información clara y real de la obra, lo que genera desconfianza e incertidumbre, sobre sobre a la población que se verá afectada con sus bienes y propiedades.
“La construcción del canal es uno de los temas que está causando esperanzas y preocupaciones. Quienes dan su aval ven el proyecto como una posibilidad para ayudar al país a salir de la pobreza; quienes se oponen, especialmente los afectados directamente, ven en este una amenaza a sus bienes, su tierra, su propiedad, su familia, su futuro”.
Por otro lado, el jerarca católico sostiene que si el proyecto da lugar a un desarrollo socio económico y es positivo para el país y va a permitir a que miles de nicaragüenses salgan de la miseria, favoreciendo también el desarrollo tecnológico, contará con el aval de la Iglesia.
DEFENSA PACÍFICA
No obstante, el obispo Solórzano también advierte que “si no se respeta el derecho a la propiedad y su justa remuneración en casos de expropiación para fines exclusivos de la realización del proyecto del canal; si el daño ecológico es mayor al beneficio económico; si se va modificar sustancialmente nuestra cultura e idiosincrasia, nos oponemos. Estamos con los más pobres y dispuestos a defender, de manera pacífica, sus derechos”.
El obispo de Granada sostiene que la comunidad afectada por la obra, al verse afectada está en su derecho de levantarse y manifestar su oposición, de exigir claridad, transparencia y justicia.
“Un pueblo que se sabe democrático está en su derecho y deber de manifestar su descontento y desaprobación. No obstante, nos preocupa que las expresiones de desaprobación puedan llegar a situaciones extremas que, ocasionadas por la inconformidad, desencadenen violencia. La violencia siempre generará violencia”, advirtió monseñor Jorge Solórzano, obispo de la Diócesis de Granada.
