El genio de la comedia mexicana Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, quien falleció ayer, hizo reír a millones de niños latinoamericanos con entrañables personajes como “El Chapulín Colorado” y el “Chavo del Ocho”, cuya picardía enmascaraba los profundos temores que le invadieron desde su infancia.
Por lo prolífico de su pluma, creadora de guiones para radio, televisión, cine, teatro e incluso varios libros, Gómez Bolaños fue bautizado por un colega como “Chespirito”, un seudónimo que buscaba amalgamar una comparación con el talento de Shakespeare y un diminutivo que reflejaba la baja estatura del autor mexicano.
El comediante nació el 21 de febrero de 1929 en el seno de una familia de clase media de Ciudad de México. Su padre, un bohemio amante de las artes, trabajó como pintor e ilustrador de importantes diarios, pero su vida desenfrenada le hizo morir precozmente cuando el frágil Roberto tenía 6 años.
“Mi característica principal fue siempre el miedo, desde niño. Recuerdo que me daba miedo asomarme abajo de las camas (…) Y de jovencillo peor, por eso he sido pelionero (peleón)”, reflexionó Gómez Bolaños en una de las muchas entrevistas que concedió.
Según Joaquín López-Dóriga, conductor del principal noticiero de Televisa, Gómez Bolaños falleció en el balneario de Cancún (sureste), donde decidió retirarse hace años por las enfermedades respiratorias que padecía.
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