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José Adán Aguerri

La Declaración Empresarial de Veracruz (1)

Por los últimos 25 años, previo a la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, los presidentes de las organizaciones de empleadores de Iberoamérica nos hemos reunido para preparar la declaración que, en nombre del sector empresarial, presentamos a los jefes de Estado.

En esta ocasión en Veracruz, los pasados 5 y 6 de diciembre, los presidentes y delegados de 19 organizaciones empresariales iberoamericanas trabajamos la siguiente declaración que transcribo en esta semana y en la próxima:

Declaración de Veracruz.

En el marco de la XXVI Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, a celebrarse en la ciudad de Veracruz los días 8 y 9 de diciembre del 2014, bajo el lema Educación, Innovación y Cultura, los empresarios de Iberoamérica reunidos el 5 y 6 de diciembre en Veracruz, México, en la XXV reunión de presidentes de organizaciones empresariales iberoamericanas, organizada por la Organización Internacional de Empleadores, Concamin, Coparmex y CEOE, con el apoyo de la OIT, con el objetivo de realizar su aporte a la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, destacan lo siguiente:

Educación y capital humano

La creación de empleos exige una colaboración estrecha entre las organizaciones empresariales y el Gobierno en el diseño de las políticas educativas. La educación es la base de la ciudadanía, de la igualdad de oportunidades y del desarrollo. Las políticas educativas y de formación profesional han de responder a las expectativas de la sociedad, así como a las necesidades de las empresas y del mercado de trabajo.

Dichas políticas deberían asimismo incluir prioritariamente en sus objetivos la empleabilidad y el fomento del espíritu empresarial, para lo cual es esencial la colaboración de la comunidad empresarial en el diseño e implementación de los programas de formación. Las constantes transformaciones en la forma de organización de la producción y el trabajo hacen que el éxito de las empresas y su productividad dependan cada vez más de la calidad del capital humano y del establecimiento de relaciones laborales armoniosas.

En este sentido la educación debe enfocarse desde dos líneas principales:

Una primera línea que se centre en mejorar la calidad de la educación para elevar el conocimiento de la población y enfocarse en la investigación. Esto posibilitará no solo el desarrollo de los pueblos, sino la mayor participación y compromiso con la política pública de cada país.

Una segunda línea debe estar claramente enfocada hacia la capacitación laboral pertinente del talento humano. Los institutos de formación en cada Estado deben privilegiar dentro de sus currículos de formación y capacitación de trabajadores, las demandas requeridas por los empresarios y los sectores económicos en general.

Emprendimiento y crecimiento económico

El diseño de las políticas económicas para favorecer el crecimiento económico de nuestros países necesita ser estable y propiciar realmente el crecimiento a medio y largo plazo. El emprendimiento es precisamente una de las variables clave para el crecimiento económico. Abogamos para que los gobiernos sean ambiciosos y adopten las medidas necesarias para garantizar un emprendimiento próspero y sostenible. Para ello, es necesario:

Fomentar el espíritu emprendedor a lo largo de toda la vida educativa. El concepto de crear, emprender, arriesgar e innovar, en síntesis, ser empresario, se aprende desde las aulas, y es necesario incorporarlo en las distintas fases educativas. Este enfoque en el sistema educativo debe abordarse con decisión en el corto plazo.

Intensificar los esfuerzos para facilitar el camino al emprendimiento: abaratar el coste inicial de constituir una sociedad, crear puntos de atención al emprendedor o ventanillas únicas, acortar los procedimientos previos al inicio de la actividad empresarial, y simplificar los procesos de protección del conocimiento.

Facilitar el acceso a la financiación para emprendedores: por un lado mediante información sobre cómo funcionan los modelos de financiación y crédito y por el otro, mediante las instituciones financieras para que adapten sus servicios a los distintos modelos y necesidades del emprendimiento.

Establecer incentivos que realmente sirvan para promover al emprendimiento.

Difundir casos de éxito en nuevos negocios, tradicionales y no tradicionales e incentivar la participación de personas con experiencia práctica en programas de mentoría.

Canalizar los esfuerzos de los nuevos emprendedores hacia las cadenas de valor de los sectores con potencial de crecimiento alto.

El autor es presidente del Cosep. 

Opinión Cumbre Iberoamericana de Presidentes archivo
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