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122 heridos dejó el ataque talibán a la escuela en Pakistán. Las cadenas de televisión locales emitieron imágenes con escenas de caos alrededor del colegio, mientras se escuchaban disparos y explosiones. LA PRENSA/AP/MOHAMMAD SAJJAD

“Vi la muerte tan de cerca”

Los talibanes golpearon ayer duramente a Pakistán con la matanza de 141 personas en un colegio gestionado por los militares en Peshawar. El director general de la oficina de relaciones públicas del Ejército (ISPR), Asim Bajwal, dijo que 132 de los muertos eran estudiantes y nueve empleados del colegio.

Los talibanes golpearon ayer duramente a Pakistán con la matanza de 141 personas en un colegio gestionado por los militares en Peshawar. El director general de la oficina de relaciones públicas del Ejército (ISPR), Asim Bajwal, dijo que 132 de los muertos eran estudiantes y nueve empleados del colegio.

El asalto fue reivindicado por el principal grupo talibán, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que justificó el ataque señalando que para el “Ejército nuestras familias son objetivos” en las operaciones contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber. “Queremos que sientan nuestro dolor”, manifestó el grupo, que añadió que entre los atacantes habían “suicidas” con “ordenes de disparar a los estudiantes más mayores, pero no a los niños”, según reprodujeron diarios locales.

“Estábamos en una clase cuando escuchamos disparos. El sonido de los tiros se acercaba hasta que la puerta se abrió de golpe y dos personas comenzaron a disparar indiscriminadamente” Un alumno de 14 años al diario local “The Express Tribune”.

¡Dios es el más grande!

Desde su cama, en un hospital en Peshawar, Shahrukh Khann, de 16 años, contó que él y sus compañeros estaban en el auditorio del colegio cuando ingresaron cuatro hombres armados. “Alguien nos gritó que nos agachásemos y escondiéramos abajo de las mesas”, dijo Khan, agregando que los hombres gritaron “¡Dios es el más grande!” antes de abrir fuego. “Uno de ellos gritó: ‘Hay muchos chicos debajo de los bancos, vayan a buscarlos’”, declaró Khan.

“Vi un par de botas negras que venían hacia mí. Ese hombre probablemente estuviera buscando estudiantes escondidos debajo de los bancos”, agregó. Khan sintió mucho dolor cuando le dispararon en ambas piernas justo debajo de la rodilla. Optó por hacerse el muerto, añadiendo: “Doblé mi corbata y me la puse en la boca para no gritar”.

“El hombre de botas negras siguió buscando estudiantes y metiéndoles balazos en el cuerpo. Me quedé lo más quieto que pude y cerré los ojos, esperando que me volvieran a disparar”, contó. “Mi cuerpo estaba temblando. Vi a la muerte tan de cerca (…). Nunca me olvidaré de las botas negras acercándose. Tuve la impresión de que era la muerte que se me acercaba”.

Mientras su padre, un almacenero, lo consolaba en su cama empapada de sangre, Khan recordó: “Un rato después los hombres se fueron y yo me quedé ahí unos minutos. Luego intenté levantarme, pero me caí al piso como consecuencia de mis heridas”. “Cuando me arrastré hasta el salón siguiente, fue horrible. Vi el cadáver de nuestra secretaria en llamas”, afirmó.

139 personas murieron en un atentado en Karachi (sur), en 2007. Entre los fallecidos estaban la exprimera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto. Este era el récord de muertos en un atentado antes del ataque de ayer al colegio

El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, manifestó que el ataque es “una crisis nacional” y los culpables no “serán perdonados” y anunció tres días de luto nacional y una reunión hoy en Peshawar con todos los partidos representados en el Parlamento.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el “atroz” ataque y destacó la “cobardía” que supone atacar a niños indefensos en sus clases.

Dirigentes de países vecinos como la India, Narendra Modi, y Afganistán, Ashraf Gani; presidentes de diferentes naciones y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional condenaron enérgicamente la masacre. La paquistaní Malala Yousafzai, que en 2012 estuvo a punto de morir por el ataque de un talibán que le disparó en la cabeza por defender la educación femenina y el indio Kailash Satyarthi, ganadores del Premio Nobel de la Paz, se sumaron a las condenas.

 

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