El asesor especial de Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil, Marco Aurelio García, afirmó que su país participó “activamente” en el proceso de aproximación entre Cuba y Estados Unidos, incluso en temas como el intercambio de prisioneros.
“Hace algunos años estamos envueltos en las conversaciones entre Cuba y Estados Unidos. Fuimos buscados para iniciativas como el intercambio de prisioneros”, declaró García al diario Folha de Sao Paulo.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, “me pidió que le pasara opiniones sobre la disposición (al diálogo) que tenían los dos países y me dijo: estamos dispuestos a negociar de la A a la Z, no tenemos restricciones”, detalló el principal asesor de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff.
“Eso fue hace un año. Ahí ellos hicieron las conversaciones con la mediación del Vaticano, que condujeron al anuncio”, contó García.
El académico defendió igualmente la participación de su país en proyectos de infraestructura adelantados por el Gobierno cubano, a pesar de las fuertes críticas de la oposición, informó hoy la prensa local.
“Las críticas a las inversiones brasileñas en Cuba son ideológicas. Pero estamos operando con criterios realistas”, opinó García en referencia a las oportunidades que surgen en la isla con la aproximación al diálogo anunciado el miércoles por los Gobiernos de La Habana y Washington.
La participación de empresas brasileñas en el Puerto de Mariel, con financiación del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), la principal institución de fomento de Brasil, fue un asunto reiteradamente abordado por la oposición en las elecciones de octubre pasado, en las que fue reelegida Rousseff.
“Lo de Mariel es un préstamo y será pagado con intereses. Cuando el excanciller (y actual ministro de Defensa) Celso Amorim afirmó que los brasileiros querían ser los primeros amigos de Cuba, no era apenas retórica”, apuntó García.
Desde 2009, el BNDES desembolsó 765 millones de dólares para financiar proyectos en el país caribeño.
La constructora brasileña Odebrecht, que entregó el puerto y trabaja en la remodelación del aeropuerto José Martí, señaló al diario que la aproximación entre Cuba y Estados Unidos es una gran “oportunidad” para “beneficiar los negocios” de las 300 empresas de Brasil que actúan en la isla.
Para García, Brasil “tenía confianza en el proceso económico y político importante que ya estaba en curso en Cuba y nosotros apostamos en eso”.
Según el asesor, con la aproximación manifestada el miércoles “fue removido el último resquicio de la Guerra Fría”.
“Fue una actitud con coraje del presidente estadounidense, Barack Obama, y una decisión madura y sensata del presidente cubano, Raúl Castro. Eso crea condiciones para un diálogo fluido entre Estados Unidos y América Latina”, resaltó.
En Cuba, a juicio de García, “están ocurriendo cambios, aunque no me gusta usar la palabra apertura porque supone que era cerrado. Esto tendrá influencia en el tejido social y político inevitablemente”.
Esa aproximación entre Estados Unidos y Cuba fortalecerá también “las relaciones muy buenas” entre Brasil y el país norteamericano, que sufrieron “perturbaciones menores” por el supuesto espionaje estadounidense, destacó García.
En ese sentido, el asesor reveló que el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó hablar con Rousseff para “anticipar el anuncio que Obama haría sobre restablecer relaciones con Cuba”.
Y subrayó: “Cuando América Latina discutía con Estados Unidos los países le daban la espalda al tema de Cuba, pero había conciencia del problema en parte del Departamento de Estado de Estados Unidos” y en ese sentido destacó el papel “importantísimo” y “pensamiento lúcido” del exembajador estadounidense en Brasil Thomas Shannon.
