El oficialismo ha anunciado con júbilo que hoy inician las obras de construcción del Gran Canal Interoceánico, un proyecto faraónico que tiene divididos a los nicaragüenses entre quienes creen que será la solución mágica para salir de pobres y quienes tenemos sospechas fundadas de que es simplemente el nombre de una franquicia creada, mediante el abuso del poder político, para hacer negocios en condiciones ventajosas.
El aparato de propaganda del oficialismo y de HKND ha peregrinado realizando presentaciones del proyecto, cada una más colorida y “bonita” que la anterior. Sin embargo, en todas las presentaciones ha evadido contestar preguntas fundamentales encaminadas a demostrar la viabilidad del proyecto. Más bien han hecho surgir nuevas interrogantes. Si el señor Wang Jing se comportara como un inversionista serio y no como una misteriosa celebridad internacional, debería contestar al pueblo nicaragüense estas preguntas sobre el proyecto:
1. El gobierno y los voceros del proyecto han anunciado con bombos y platillos que el canal interoceánico se construirá en cinco años. Pretenden vendernos la ilusión de que en el año 2020 estaremos viendo pasar los barcos a lo largo de territorio nicaragüense partido en dos por el canal. Para que eso ocurra, el primer paso es remover tierra en una ruta de 280 kilómetros, desde la costa del Caribe hasta el Pacífico, incluyendo el fatídico dragado del Lago de Nicaragua. Recientemente me comentaron altos funcionarios encargados del proyecto de ampliación del Canal de Panamá, que en un febrero, el mes más seco del año en Panamá, los panameños lograron remover 2.4 millones de metros cúbicos de tierra y que, considerando las dimensiones del canal anunciado en Nicaragua y la geografía de la zona, Wang Jing tendría que excavar 3.3 millones de metros cúbicos diarios para terminarlo en cinco años. ¿Cómo va a lograr ese milagro de la ingeniería alguien como el señor Wang Jing, que ni siquiera ha podido instalar en dos años una red de telefonía celular, la cual le fue concesionada de forma gratuita e irregular, igual que la del canal?
2. Para la realización de cualquier obra de infraestructura se requiere contar de previo con una evaluación de impacto ambiental. La experiencia indica que realizar un estudio de impacto ambiental para un proyecto de medianas dimensiones, toma muchos meses si no años. Contradictoriamente, Wang Jing ha anunciado que los estudios de impacto ambiental para la mayor obra de infraestructura del mundo se realizarán en solo un año y que la obra además iniciará sin haber concluido esos estudios. Siendo la evaluación de impacto ambiental uno de los criterios fundamentales para determinar la viabilidad de cualquier proyecto ¿cómo sabemos que ese canal no causará daños ambientales irreparables al Lago y a las regiones naturales que atravesará?
3. Otros de los supuestos básicos para realizar un proyecto es demostrar su rentabilidad. Un proyecto de estas dimensiones necesita ser rentable a largo plazo, para lo cual necesita generar ingresos suficientes para compensar sus altos costos. Los ingresos de un canal dependen de que haya barcos para los cuales cruzarlo sea su mejor opción. Los promotores del canal plantean que será una vía destinada a barcos de 18,000 contenedores, que no podrán atravesar el Canal de Panamá ni siquiera una vez concluida la tercera esclusa. Sin embargo, conocedores del tema me han explicado que, aunque los grandes cargueros pueden atravesar el Canal de Suez, la tendencia mundial de las compañías navieras es reducir la capacidad de esos barcos a menos de 12,000 contenedores, debido a los problemas logísticos que crean en los pocos puertos donde pueden arribar. En estas circunstancias, Panamá no consideró rentable ni siquiera construir un cuarto juego de esclusas, que les permitiría el pase de barcos de 18,000 contenedores y a una fracción del costo previsto para el canal Ortega-Wang. El señor Wang Jing debe demostrarle a los nicaragüenses entonces ¿dónde está la demanda que hará rentable el canal y, si no es rentable, quiénes son esos inversionistas dispuestos a aportar casi setenta mil millones de dólares sin obtener una adecuada retribución?
4. A estas alturas y con estas preguntas sin respuesta, resulta difícil creer en la seriedad de las intenciones de construir un Canal Interoceánico en nuestro país. Pero debemos estar claros de que, aunque no se construya el canal, los beneficios para Wang Jing y sus socios están asegurados. Con el pretexto del canal se habrá establecido en Nicaragua, un grupo de compañías con poderes de potencia colonial, haciendo negocios en turismo e infraestructura por cien años sin pagar impuestos, en tierras adquiridas a precios irrisorios y al margen de las leyes nacionales, aun en materia laboral. ¿Será que ese es el verdadero objetivo del señor Wang Jing y el canal no es más que un montaje propagandístico? ¿Qué beneficio tendrá el ciudadano que anhela salir de la pobreza?
Y tres últimas preguntas para el señor Wang Jing y quienes pretenden engatusarnos con el cuento chino del canal como la solución a los problemas nacionales:
5. ¿Por qué Panamá en 1977, después de 63 años de operación del canal, tenía un PIB per cápita de US$1,144, ligeramente superior al que Nicaragua tenía ese mismo año que era de US$750?
6. ¿Dónde están los canales interoceánicos o los proyectos faraónicos que permitieron a Costa Rica, Uruguay y Chile empezar a superar la pobreza?
7. ¿No será que es más rentable educar a los ciudadanos, respetar las leyes, preservar los recursos naturales y promover la libre empresa como fuente de empleos dignos y creadora de riquezas?
El señor Wang Jing no ha contestado ni va a contestar ninguna de estas preguntas porque no hay respuestas positivas. ¡Lo único que puede hacer es el montaje propagandístico que está iniciando hoy para tratar de seguir engañando a los nicaragüenses!
El autor es presidente del Partido liberal independiente (PLI).