Una escena común: el semáforo está averiado, sin luz, los carriles están saturados de vehículos de todos tamaños y colores que en desorden tratan de cruzar, en medio de bocinazos, reclamos y riesgos. Al otro lado, semioculto a la sombra de un árbol, quizás el cono anaranjado o la motocicleta orillada al andén, un par de agentes de Tránsito observan fijamente el desorden.
Un conductor en su vehículo, desesperado por salir del atolladero, hace una maniobra y logra avanzar. Entonces el agente saldrá de la sombra, indicará con su mano que se orille al andén y se acercará al atribulado conductor. Opción A, multará. Opción B, negociará la infracción a cambio de una coima.
Cursó una maestría en Europa y se ha especializado en los últimos veinte años en investigaciones sociales sobre democracia y gobernabilidad, seguridad ciudadana y conflictos sociales.
Cuadra tiene 49 años y es originaria de Managua.
Ha impartido clases en varias universidades nacionales y por muchos años ha sido bloguera, ensayista y conferencista nacional e internacional de temas de seguridad, mujeres, juventud y conflicto social, entre otros temas.
Ha publicado cinco libros y decenas de ensayos sobre Sociología y temas de su rama. [/doap_box]
Elvira Cuadra, directora del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, conoce la experiencia y la ha vivido no una, sino muchas veces.
En esta entrevista analiza el tema de las multas de Tránsito como medida institucional para frenar la alta tasa de accidentalidad del país, pero va más allá de las sanciones policiales y observa con preocupación que el país, muy pobre en educación vial, no logra retroceder, o ni siquiera frenar, en materia de prevención para garantizar una mayor seguridad ciudadana en materia vial.
:::En diciembre se dio una marcha de motociclistas civiles contra la Policía Nacional, demandando un mejor trato en los operativos de seguridad vial. El reclamo se sumó a otra serie de protestas sociales contra la misma Policía de Tránsito por la aplicación de las multas. ¿Este es un nuevo conflicto de la ciudadanía contra la Policía o es un viejo fenómeno del problema de seguridad vial?
Lo que vimos en diciembre es una expresión espontánea de los ciudadanos que se manifestó en esta marcha de motorizados, es simplemente la punta del iceberg de un problema que se ha venido acumulando a lo largo del tiempo en el país y que está llegando a un punto álgido al que hay que prestar atención en serio y no con medidas coyunturales, sino de mediano y largo plazo.
:::¿Cuál es ese problema oculto?
Es el tema de la seguridad vial. No solo referido a la accidentalidad como le llama la Policía a los accidentes de tránsito, sino en un sentido mucho más amplio, que es de la seguridad vial, que a su vez es la posibilidad de los ciudadanos de transitar fluida y libremente por las vías del país. Este es un problema que se ha venido postergando y que requiere una solución combinada de diferentes instituciones, públicas y privadas y de los ciudadanos en general. ¿Por qué digo esto? Porque vemos que la tendencia al incremento de los accidentes y a la cantidad de muertos y lesionados a causa de los accidentes, no solo es creciente, sino que es sostenida. Según los últimos datos, el promedio de accidentes mensuales en el país anda por la cifra de los dos mil, que es un número bastante alto y son los que se reportan a la Policía, porque hay otros accidentes menores que se no reportan. Las muertes por accidentes de tránsito representan una de las causas de muertes violentas más altas del país y ahí están todos los datos que ha puesto a disposición la Policía y eso nos dice que estas causas de muerte deben ser consideradas como un problema de salud pública o una epidemia a la que hay que dar soluciones en serio. Las estadísticas nos dicen que una gran cantidad de accidentes son provocados por conductas y comportamientos previsibles, es decir, que no deberían de ocurrir.
:::¿De qué estamos hablando cuando decimos “comportamientos previsibles”?
De conductas, de exceso de velocidad, de manejo temerario, de maniobras, giros indebidos, cosas de comportamientos al circular por las vías que pueden ser evitados, tanto por conductores como por peatones, porque la seguridad vial no es un tema solo de los conductores. Por eso yo prefiero hablar, más que de accidentalidad, de seguridad vial, que nos involucra a todos, independientemente del medio que usemos para movilizarnos. Otro dato importante que muestra la gravedad del problema es que cerca del ochenta por ciento de las personas que mueren por causa de accidente son jóvenes entre los 23 y los 35 años. Ahí está casi que de sobra decir que son personas en la plenitud de la vida, que se ven truncadas por esta situación.
:::La Policía asegura que el país vive bajo altos índices de seguridad ciudadana. En materia vial ¿gozamos de los mismos niveles de seguridad?
Ahí hay que matizarlo, no puede ser tomado como una afirmación absoluta. El tema es que la seguridad ciudadana no se refiere únicamente a delincuencia común, hay diferentes aspectos de la seguridad que están involucrados en esa percepción de seguridad que tienen los ciudadanos. Entonces efectivamente la seguridad vial no está vinculada con delincuencia, pero pesa mucho en la percepción de seguridad que los ciudadanos tienen en relación con las condiciones del país, por eso es que no la podemos dejar de lado y debemos incluirla. Y eso está tan relacionado, que por la relación estrecha entre seguridad vial y seguridad ciudadana es que se ha asignado esta como una función y una competencia de la Policía. Cuando el ciudadano ve en la calle a un oficial de Policía, no diferencia si es de Tránsito, investigador o de antimotín, simplemente ve a la autoridad de una institución que por ley está definida como única para tratar el asunto de la seguridad, tanto ciudadana, como seguridad vial.
:::Sobre el tema de seguridad vial y el papel de la Policía. Hay mucha insatisfacción social con la aplicación de las multas. El año pasado la Policía argumentó que aumentar el monto de las multas ayudaría a reducir la accidentalidad, pero los datos muestran que, al contrario, hubo más muertes y accidentes ¿Las multas están incidiendo en reducir el fenómeno?
Hablando de seguridad vial hay dos tipos de acciones: la prevención y el control. La aplicación de la ley, que es un instrumento jurídico aprobado por la Asamblea Nacional, es una competencia de la Policía; la multa, la sanción, el castigo, es una medida de control no de prevención, entonces lo que se requiere en seguridad vial para reducir los accidentes es reforzar todo el conjunto de acciones de prevención, más que con el control. Diversos estudios en diversas partes del mundo muestran que solo la aplicación del control y las multas no se previenen, ni se resuelven los problemas de accidentalidad. Es importante combinar prevención y control, en ese sentido el problema de reclamo social que tenemos en Nicaragua tiene que ser abordado con una carga bien fuerte de prevención, sobre todo porque efectivamente la Policía ha incorporado como parte de su modelo la prevención como uno de sus pilares fundamentales.
:::¿De qué precisamente hablamos cuando se habla de prevención? Porque la imagen pública más conocida de la Policía de Tránsito es verlos cazando infracciones y aplicando multas.
Cuando hablamos de prevención hablamos de tres factores: primero, con la regulación vial, que es competencia de la Policía, se debe ejercer una función de facilitar la circulación de los vehículos y personas, no se trata solo del agente esperando detrás de un árbol a ver quién comete una infracción para multarlo, sino que significa un agente que realmente realiza la labor de facilitador del tráfico.
:::Pero esa función casi no se ve. Lo que se ve con normalidad es el caos vial porque un semáforo está en mal estado y a los cincuenta metros un policía espera listo para multar.
Ahí es donde la institución tiene que revisar su comportamiento. Yo creo que todos hemos sido testigos de situaciones como esas, en un semáforo, que no hay luz, hay embotellamiento y más adelante están los agentes, pero no ordenan el tráfico. Esos casos son bastante comunes y tienen que ver con el otro factor de la seguridad vial que debe considerarse para solucionar el problema de la inseguridad vial: el ordenamiento y señalización de la vía. Aquí la responsabilidad principal es de las alcaldías y Ministerio de Transporte… Y el tercer factor es la educación vial. Este es un tema de acciones masivas que involucra a las instituciones y la ciudadanía. Ahí es educar a la niñez en seguridad vial, normas de circulación, conocimiento de señales viales, cómo cruzar las calles y cuándo. Es educar a todos los que conducen, a los peatones, a las autoridades, a los estudiantes…
:::En materia de educación vial ¿Cuál es la calidad de la educación vial en el país?
Es bien pobre. La educación vial es una de las acciones que más se ha abandonado. Algo se hace en las escuelas con la Policía, pero este tema es uno de los aspectos que más hay que reforzar, porque muchas causas de accidentes tienen que ver con comportamientos previsibles y se pueden prevenir precisamente con educación vial.
:::Otro factor de inconformidad social percibido en las redes sociales y en contacto con los conductores es la falta de transparencia de algunos agentes de la Policía de Tránsito. Se habla de coimas, de mordidas y hasta de chantajes a la ciudadanía.
Ahí varias cosas convergen. Una es la actitud de algunos policías y eso es algo que la institución debe ver con atención, porque efectivamente se ha incrementado la percepción de corrupción en la Policía vinculada a los agentes de Tránsito. No se puede desoír lo que la gente está diciendo y diciendo con mayor frecuencia. El segundo punto tiene que ver con la educación vial. Los conductores deben conocer la ley, las normas y las vías para respetarlas y defenderse de este tipo de situaciones con argumentos legales. Independientemente de lo difícil que sea, debe haber una actitud ciudadana de no tolerancia a la coima y soborno. Por mucho que el policía presione e intente, hay que decirle que no y no considerarlo como una solución. En la medida que el ciudadano se resista a pagar coima, en esa medida obliga al agente de Tránsito y a la institución a actuar de manera correcta. La jefatura debe velar por que los agentes actúen con integridad y la ciudadanía no debe pagar mordidas.
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