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¿Es suficiente con la capacitación adecuada?

Algunos gerentes y responsables de capacitación, incluyendo personal de recursos humanos piensan que una capacitación apropiada es más que suficiente para cambiar conductas, especialmente cuando se trata de lograr una reducción en los incidentes vehiculares de flotas empresariales, que tienen altísimos costos en vidas, lesiones permanentes, así como extensos daños materiales a terceros y graves pérdidas monetarias para las organizaciones.

Algunos gerentes y responsables de capacitación, incluyendo personal de recursos humanos piensan que una capacitación apropiada es más que suficiente para cambiar conductas, especialmente cuando se trata de lograr una reducción en los incidentes vehiculares de flotas empresariales, que tienen altísimos costos en vidas, lesiones permanentes, así como extensos daños materiales a terceros y graves pérdidas monetarias para las organizaciones.

El problema no es menor, puesto que lo que está en juego es sin duda invaluable. Lo que es fundamental abordar aquí es que si se quieren lograr reducciones significativas en este tipo de percances dentro de las empresas, se debe primero tener en cuenta que no es suficiente tener una actividad de formación, sino que se requiere un proceso organizado con diversas etapas y filtros que deban ser implantados.

Por ejemplo, algunas empresas contratan personal, especialmente para flotas de transporte, livianos o pesados, sin tener políticas específicas. Se debe solicitar antecedentes sobre la accidentalidad y conducta del candidato(a), así como el desarrollo de estándares propios, para asegurarse que no se está contratando conductores de alto riesgo.

Es imprescindible también conducir una entrevista y que este tenga claro que lo afirmado estará sujeto a validación. Los temas que puedan tocarse se deben referir al historial del candidato, multas, suspensiones de licencia o percances y sus razones que puedan haberle ocurrido en los últimos tres años. También es importante indagar con el entrevistado(a) qué han hecho sostenidamente para mejorar sus habilidades de conducción.

Es preciso saber si posee nociones de manejo defensivo, cursos u otro tipo de soporte que pueda evidenciarse para ser documentado. Las pruebas médicas e incluso test psicológicos conducidos profesionalmente, son ahora una necesaria línea de defensa para la organización.

Es requerido hacerle preguntas abiertas sobre situaciones de manejo para ver el tipo de actitud que pueda tener el candidato(a) e identificar precursores de conducción agresiva.

Por ejemplo, algunas empresas al entrevistar prospectos para procesos específicos, digamos vendedores, se concentran en que la persona pueda proyectar una alta energía, lo cual se interpreta como “proactividad”, siendo hoy este concepto una de las conductas más apreciadas, y tal vez sea cierto; no obstante, puede también ser un claro precursor de una conducta de manejo riesgosa.

Recuerdo de una organización que hacía que sus conductores operaran sus vehículos al estilo “ Fast and Furious ”, concentrándose en lo que llamaban “ Sentido de Urgencia ”, lo cual empezó a perder fuelle cuando se registraron tres eventos gravísimos asociados con esta peligrosa conducta de un supuesto servicio instantáneo.

Este intercambio entre resultados debe ser visto siempre como un punto de acción gerencial para encontrar un debido balance y no actuar en forma irresponsable, ya que en el inevitable final que es toda tragedia, las familias de los lesionados y muertos jamás lo agradecerán.

Existen procesos adicionales que pueden ser establecidos, no obstante, se considera pertinente que se tenga en vigencia una política de conducción defensiva, en donde estén contempladas todas las expectativas de comportamiento que la organización espera de sus conductores con vehículos compañía, documento que debe ser conocido, firmado, refrescado y vuelto a firmar anualmente, como un compromiso firme con estos lineamientos gerenciales.

Algunas organizaciones con programas exitosos de conducción defensiva desarrollan además un Código de Ética para conductores empresariales, en donde están definidas aquellas situaciones específicas, en donde se espera un comportamiento inducido, alineado con lo que lógicamente se capacite internamente, se evalúe y se predique.

Esperar a que la incidentalidad empresarial sea reducida solamente con capacitaciones es una expectativa fantasiosa e ilusoria, lo que denota un conocimiento absolutamente superficial de las relaciones de causa-efecto.

(*) Consultor en Seguridad Industrial. direcció[email protected]

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