El Gobierno decidió esperar tres meses para decidir si aplica a la tarifa eléctrica la reducción del veinte por ciento que han reportado las generadoras termoeléctricas, como consecuencia de la caída del precio del fuel oil y diesel que utilizan. Pero de autorizarse esa reducción, no implicará obligatoriamente la baja en el precio de los productos.
“No hay que confundir el hecho de que al bajar la energía baja ese elemento de costo, con el hecho de que con solo bajar la tarifa bajará toda la estructura de costos”, sostiene Donald Tuckler, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Avicultores y Productores de Alimentos (Anapa).
Y de bajar los precios, no será en la misma proporción en que se reduzca la tarifa energética, advierte Gilberto Alcócer, presidente honorario del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme).
Tuckler y Alcócer coinciden en que las estructuras de costos incluyen una diversidad de componentes, por lo que no dependen exclusivamente del uso de la energía.
“Obviamente al disminuir la tarifa se presentarían las condiciones para aliviar los costos de producción y esto podría influenciar los precios. Sin embargo, el precio está atado no solo al costo de la energía sino al costo total de producción”, afirma Tuckler.
El sector avícola es uno de los que más depende de la energía. En el sector el uso es intensivo, para mantener a las aves en un ambiente controlado de clima e iluminación durante las 24 horas del día.
Alcócer estima que una reducción de la tarifa dinamizará a todos los sectores de la economía, incluidos los consumidores que podrán acceder a precios más bajos y las mipymes que podrán desarrollar en mejores condiciones su actividad, lo que mejoraría la oferta de empleo en el sector que se volvería más competitivo.
No obstante, recalca que “si hablando hipotéticamente la reducción de la tarifa eléctrica es del diez por ciento, no es en esa proporción que se reducirán los precios, porque los costos se mueven de una manera diferente”.
Por su parte, José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), confía en que la reducción de la tarifa se concrete y en un menor plazo al anunciado por el Gobierno.
“Ese es un tema que está en proceso de discusión y ojalá que sea antes. Ojalá que la revisión sea antes y que la definición no sea dentro de tres meses sino que sea antes”, dice Aguerri.
Para el dirigente de los empresarios la reducción de la tarifa propiciará un mayor nivel adquisitivo a la población, que ahorrará recursos en el pago de sus facturas del servicio eléctrico, lo que se sumará al ahorro que están teniendo los dueños de vehículos en la compra de combustibles. Estos recursos adicionales estimulan la compra de otros bienes y redundará en una mayor competitividad para el país.
“Indirectamente esto tiene que producir gradualmente que efectivamente bajen a su vez los precios de los productos. Entonces se tendrá un impacto de beneficio con una reducción en la inflación por los precios más bajos. Esto a su vez generará un mayor crecimiento por haber mayor dinamismo en la economía”, explica Aguerri.
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