En el negocio de distribución y transporte pesado, algunos supervisores no se preocupan demasiado por los conductores de nuevo ingreso, especialmente en aquellos que no han tenido registro de accidentes. Es importante saber que las estadísticas confiables que se llevan en instituciones que estudian la seguridad operacional a nivel mundial, e.g. National Safety Council de EE. UU., se concluye que un percance vial tiene alta probabilidad de ocurrir durante los primeros 18 meses que un nuevo conductor haya sido contratado.
También se documenta que los conductores de nuevo ingreso tienen responsabilidad en un 30-40 por ciento de estas fallas prevenibles. Entre las razones, por las cuales esta alta frecuencia ocurre en los nuevos conductores, se incluyen las siguientes:
Están muy ocupados aprendiendo sobre los productos de la empresa.
Se dedican más a cumplir con los requisitos y las políticas que exige la organización.
Se encuentran adaptándose a la conducción de vehículos que difieren de su experiencia.
Existe una alta tendencia entre ellos a hacer más de lo requerido, para fijar su propio estándar y adaptarse culturalmente al grupo de trabajo, como decimos popularmente, tratando de “dar la talla”.
La respuesta que se brinda por parte de las organizaciones es a veces contraproducente. En vez de destinar horas de inducción y capacitación adecuada para estos pilotos, lo que se hace es simplemente una sustitución de algún otro conductor que haya dejado la empresa, o bien, formarlos con muy poca orientación técnica, o aún peor, con una ausencia de medición de desempeño clave en las normas de seguridad operacional de la compañía.
El problema se agrava también cuando las gerencias lo único que exigen a los supervisores son cuotas de transporte o viajes completados, independientemente del factor fatiga, el cual también es un precursor muy claro de este tipo de percances.
Las gerencias de las empresas de transporte se deberían de preocupar más por establecer indicadores de desempeño que sean verificados al nivel de supervisión, pero no solamente operativos, sino también relacionados directamente con el factor de seguridad operacional.
Los indicadores de desempeño deben ser elaborados por la gerencia, para dotar al supervisor de los siguientes puntos:
Brindar retroalimentación rápida y constante para que él/ella pueda corregir en corto tiempo las desviaciones.
Capturar su atención de una manera significativa, ya que este desempeño de su grupo asignado conectaría directamente con la evaluación de resultados periódicos.
Medir la presencia de acciones seguras, no solamente la ausencia de estas, ya que es una falla principal en algunas mediciones que solamente toman en cuenta la ocurrencia de percances, y no la de comportamientos correctos de seguridad.
Los indicadores deben ser suficientemente sensitivos para saber cuándo el esfuerzo en Seguridad ha disminuido, identificando a las personas en específico para hacer ajustes.
Estar basado tanto en desempeño personal y grupal, no solamente en números fríos, ya que esa es otra falla que ocurre en este tipo de empresas, que no hay retroalimentación sobre conductas, sino solamente cuando aparecen los incidentes.
Una vez que el sistema de indicadores se ha establecido, es más fácil comunicar su sentido y efectividad. El problema que ocurre la mayoría de las veces, no es solamente la ausencia de indicadores de desempeño adecuados, sino que las gerencias están sobreenfocadas en el cumplimiento de los horarios y las actividades programadas, haciendo muy poco por estudiar los factores que llevan a un desempeño óptimo en seguridad operacional, y esta conducta es la madre de todas las tragedias que ocurren en estas empresas.
(*)Consultor en Seguridad Industrial. www.noalosaccidentes.wordpress.com
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