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La productividad cambia vidas

Aunque gran parte de los agricultores continúan viendo el incremento de la productividad como una meta imposible de alcanzar, algunos se han dado a la tarea de demostrar que esto se puede lograr con solo adoptar mejores prácticas en el manejo de sus plantaciones y que dicho cambio les garantiza un mejor nivel de vida.

[doap_box title=”Van por certificaciones” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Según Ariel Zelaya, técnico de Veco Mesoamérica, para el 2015 la meta de las productoras de la Cooperativa Multisectorial Ángela Delgado (Coopemad) es obtener la Certificación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que otorga el Ministerio Agropecuario.

De momento Walmart no exige la certificación de BPA a sus proveedores, pero Zelaya considera que es mejor adelantarse a posibles requisitos que puedan surgir en el futuro.

A partir del 2016 los esfuerzos se centrarían en obtener la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) para la planta de procesamiento de la cooperativa.

[/doap_box][doap_box title=”Les compran más” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]Los proyectos de apoyo a pequeños y medianos productores han permitido que Walmart revierta su esquema de compras. Anteriormente entre 92 y 95 por ciento de los productos de origen agrícola que compraban eran importados. Actualmente ese mismo porcentaje es adquirido a través de proveedores locales y solamente entre el cinco y el ocho por ciento es de fuera, detalla María Martha Rodríguez, coordinadora de asuntos corporativos de Walmart de México y Centroamérica.[/doap_box]

Aunque gran parte de los agricultores continúan viendo el incremento de la productividad como una meta imposible de alcanzar, algunos se han dado a la tarea de demostrar que esto se puede lograr con solo adoptar mejores prácticas en el manejo de sus plantaciones y que dicho cambio les garantiza un mejor nivel de vida.

Así lo hicieron las socias de las Cooperativas Multisectorial Ángela Delgado (Coopemad) y La Esperanza, que agrupan a productoras de las comunidades Trianon y Chiquimulapa, en Posoltega. Desde que aplican las cantidades requeridas de fertilizantes e insecticidas, tienen sistemas de riego y adoptaron las técnicas de encintado y embolsado en sus platanares han incrementado considerablemente la productividad.

“Antes cada racimo lo más que daba eran 26 dedos (plátanos), ahora el promedio son 37 dedos por racimo y prácticamente todos son de primera por la protección que le garantiza la técnica del embolsado”, dijo Borgen Francisco Chévez, esposo de Maura Mercedes Poveda, socia de Coopemad.

Dicha técnica consiste en colocar una bolsa plástica que contiene un repelente, sobre el racimo. Esta se pone a partir de la tercera semana y permanece hasta el corte que se hace 11 o 12 semanas después. La bolsa evita que las hojas rayen los frutos y que algunos insectos provoquen manchas o algún otro daño que afecte la calidad del plátano. La inversión con esta técnica es de 14 centavos de dólar por racimo.

El encintado, en cambio, consiste en colocar cintas de distintos colores en el tallo de las cepas. Se pone cuando sale la flor e indica que dentro de diez o 12 semanas —cuando el plátano alcanza el calibre deseado— es momento de cortar el racimo.

INVERSIÓN AUMENTA GANANCIAS

En estas dos comunidades unas cincuenta manzanas se destinan al cultivo del plátano y siembran en promedio 2,500 cepas por manzana. Cada cepa se deja solamente durante dos cosechas, posteriormente es sustituida por el mejor hijo de la mata y el resto se vende para el establecimiento de nuevas plantaciones. La inversión para el cultivo es de unos ochenta mil córdobas por manzana.

A simple vista mejorar las prácticas agrícolas demanda una mayor inversión y por ende obtener menos ganancias. Sin embargo, es lo contrario. Antes la baja productividad les impedía obtener los recursos necesarios para brindar el manejo adecuado. “Si teníamos para la comida no teníamos para el fertilizante, porque en el mercado nos pagaban un córdoba por cada plátano”, asegura Chévez.

Ahora con una mayor productividad y mejor calidad del producto, los ingresos se han multiplicado. Sobre todo porque el plátano es adquirido por la cadena de supermercados Walmart, que en esta cosecha les está pagando 3.20 córdobas por cada plátano. “Nuestra vida ha cambiado, cositas que antes no teníamos las hemos podido comprar y tenemos la esperanza de un cambio en nuestra casita”, manifiesta Poveda.

En total son 37 socias de las cooperativas y 18 productoras individuales de comunidades cercanas a Posoltega, están siendo beneficiadas con estos cambios, que son promovidos a través de un proyecto que impulsa Walmart en alianza con la organización Veco Mesoamérica, de Bélgica. Además, unas 41 familias de la zona son beneficiadas también con los empleos que genera la actividad en la zona, detalla Ángela Rayo, presidenta de Coopemad.

El proyecto estableció cinco parcelas demostrativas en cinco fincas diferentes y con base en el manejo que se le proporciona a cada parcela las productoras han ido multiplicando el esquema en plantaciones que ya tenían o en otras que han logrado establecer gracias al incremento de sus ingresos.

Gracias a la siembra escalonada, la producción de plátano ahora es permanente; se estima que el ingreso promedio de las productoras pasó de sesenta mil a noventa mil córdobas mensuales por cada manzana del cultivo.

APOYO DE WALMART Y VECO

El proyecto de Mercado Inclusivo que promueve Walmart de México y Centroamérica consiste en la tecnificación de las plantaciones de sus diversos proveedores. “Desde 2013 la cooperativa ha recibido más de quinientos mil córdobas para mejorar la producción de este plátano, que al cumplir los estándares de calidad llega a nuestras tiendas”, dice María Martha Rodríguez, coordinadora de asuntos corporativos de Walmart.

Veco por su parte se encarga de brindar la asistencia técnica. “Es una alianza estratégica que se reactivó porque el esfuerzo empezó hace varios años con la Cuenta Reto del Milenio. Se introdujo la variedad cuerno enano, se mejoró la construcción del centro de acopio y se está asistiendo con todos los fertilizantes y foliares que demanda el cultivo”, dice el técnico Ariel Zelaya.

Más allá de que indique la fecha de corte, para Zelaya el encintado de las cepas es fundamental para administrar la cosecha, ya que le permite al productor saber con exactitud cuántos racimos cortar cada semana y hacer sus proyecciones de ingresos y gastos.

Las bolsas en cambio son la clave para garantizar la calidad de los plátanos, ya que el repelente que contienen evitan cualquier daño provocado por insectos.

A los quinientos mil dólares que ha aportado Walmart en el proyecto se le suman unos 250 mil aportados por Veco y otra cantidad similar invertida por las productoras en el manejo del cultivo y el establecimiento de los sistemas de riego.

Los primeros sistemas de riego que se instalaron eran de aspersor, eso implicaba un gasto de hasta dos barriles de diesel por manzana en la época más seca del año. “Por eso decidimos cambiarlos por el sistema de gravedad, ya que es más económico, solo gastamos un galón de diesel por manzana una o dos veces por semana, según la necesidad”, manifiesta Adriana Justina López, presidenta de la cooperativa La Esperanza.

Para obtener más ingresos, las productoras planean sustituir el sistema de gravedad por el de goteo o el de microaspersores. “Eso implica unos 860 dólares de inversión por manzanas… pero nos va a garantizar un ahorro de agua y de combustible. Tal vez para el 2017 ya estemos en condiciones de hacer el cambio”, dice López.

Boletin Economía agricultores plátano productividad archivo

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