La instalación y formalización de una idea de negocio en la costa Caribe de Nicaragua es más difícil que en el Pacífico o Centro-norte, según pequeños y medianos empresarios.
Si bien formalizar una empresa depende de procesos establecidos en distintas instituciones y no precisamente por zonas geográficas, en el Caribe la situación es más cruda, ya que la centralización en el Pacífico limita a los emprendedores a tener más apoyo de instituciones como la Dirección General de Ingresos (DGI).
Alfonso Valerio, presidente del Consejo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), asegura que la cultura emprendedora o empresarial en esa zona del país está más rezagada, pese a que la producción, los servicios y el comercio están en crecimiento.
Y en el caso de los emprendimientos que se dan, no necesariamente se realizan dentro de la formalidad.
Valerio menciona que como Conimipyme se han acercado “a unos 15 representantes de sectores en esa zona, con el propósito que den pasos hacia la formalización y se agremien”, pero el proceso es más difícil, según el representante empresarial debido a la falta de conocimiento de la población y a la centralización de servicios y operaciones por parte de las instituciones de registro en la capital.
Una muestra de la precaria formalización en el Caribe son los datos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que reflejan que en esa zona se concentra apenas el 4.52 ciento del empleo formal.
Hasta diciembre de 2013 entre ambas regiones caribeñas se reportaban 30,488 afiliados al INSS, de un total de 673,466 (ver infografía). Sin embargo, en Managua había 341,295 cotizantes al Seguro Social.
INTERMEDIARIOS AMENAZAN
El problema para Valerio es que la falta de legalidad para una empresa en el Caribe o cualquier región geográfica del país es que “caen en las manos de los intermediarios locales”, quienes se llevan la mejor parte de los ingresos que los empresarios locales podrían percibir si vendieran de forma directa.
Ana Carolina Alfaro, coordinadora del programa Emprendedores Juveniles del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Inde), sostiene que en la Costa Caribe los jóvenes “tienen una amplia capacidad para aprender sobre emprendimiento” y afirma que ellos muestran mucho interés, pero aún necesitan desarrollar habilidades, renovar su actitud y apoderarse de la mentalidad empresarial.
Pero, además de lo tardío que son los procesos y la poca asistencia empresarial que existe, el acceso a financiamiento es otro pendiente, según Alfaro, quien recuerda que formalizarse permite a los nuevos microempresarios que sean invitados a ferias locales, regionales y continuar su proceso de capacitación.
“Además que tengan negocios por un período determinado con cuota fija, tanto en la Dirección General de Ingresos como en la Alcaldía Municipal, pueden inscribirse además como proveedor de estado y ampliar su mercado local”, explica Alfaro.
PESE A TODO, HAY VALIENTES
A pesar de lo lento que es el proceso emprendedor en el Caribe, Rony Conrado Castriciano, propietario de ALI —pequeña empresa de fontanería y mantenimiento de pozos— es uno de los emprendedores que este mes se graduó de un proyecto de asistencia técnica donde recibió conocimientos en el tema y le animaron a ampliar su mentalidad frente a los negocios.
Al igual que Conrado, decenas de jóvenes y adolescentes en Bilwi, Región Caribe Norte (RACN), han recibido capacitación técnica sobre agua, saneamiento e higiene en la ciudad y como resultado crearon recientemente cuatro empresas de albañilería y fontanería.
Li Yamni Kira, Li Pura, ALI y ASHI son los nombres de las empresas de albañilería y fontanería creadas por adolescentes y jóvenes egresados de los cursos que promovió el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), con apoyo de la empresa Unilever y el programa Emprendedores Juveniles Inde.
“Desde que salí del curso estoy trabajando por cuenta propia. He construido pozos, instalado inodoros, he construido tanques para la captación de agua. Ya he vendido mis servicios al centro escolar Hermanos Costeños que está en Bilwi”, comenta Conrado.
Y aunque Conrado y otros jóvenes han dado estos pasos como microempresarios, su meta es estudiar Ingeniería Civil y poder aportar al desarrollo del Caribe, donde ha vivido siempre.