Como producto inmediato y directo de la celebración del 25 aniversario de la victoria electoral de la UNO y doña Violeta Barrios de Chamorro, el miércoles de esta semana fue firmada la Proclama del Día de la Democracia.
Este documento, que ha sido suscrito por los líderes y representantes de los principales partidos políticos de oposición y de organizaciones sociales, lo mismo que por reconocidas personalidades democráticas, es una oportuna demanda plural de elecciones libres, justas y transparentes, que se une a la que han planteado los obispos de Nicaragua, para que de manera cívica y pacífica se pueda recuperar la democracia nicaragüense que ha sido quebrantada.
Consideramos necesario transcribir íntegramente esa proclama, no solo comentarla, porque lamentablemente no encontró mayor eco en los medios de comunicación a pesar de la importancia de su contenido y del conjunto de personalidades que la han suscrito. “En el XXV Aniversario del triunfo de la democracia, el 25 de febrero de 1990 —dice el documento— proclamamos:
1. Que por Ley de la República, el 25 de febrero sea declarado como el Día de la Democracia.
2. Ese día, la lucha de las fuerzas democráticas, combinada con la situación internacional, lograron crear condiciones para que se realizaran elecciones libres y justas. La mayoría del pueblo nicaragüense, ejemplarmente unido, eligió a un nuevo gobierno y el saliente tuvo que acatar la voluntad popular.
3. El gobierno de Nicaragua, presidido en ese entonces por Daniel Ortega, firmó, al igual que todos los presidentes centroamericanos, los Acuerdos de Esquipulas II y los Tratados del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), en los que se comprometieron a realizar elecciones libres y justas. Dicho compromiso fue ampliado a nivel hemisférico, al firmar la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA).
4. El reiterado incumplimiento de dichos compromisos internacionales sería causa de un mayor deterioro de la paz interna, con el consecuente costo humano y económico.
5. A veinte meses de las próximas elecciones, presidenciales, legislativas y del Parlamento Centroamericano, en noviembre del 2016, planteamos al país y a la comunidad internacional, la necesidad ineludible de tener una elección libre y justa con observación nacional e internacional, al igual que el 25 de febrero de 1990, para preservar la paz interna y alcanzar el crecimiento económico que Nicaragua requiere. Es indispensable que ese día, de nuevo, los resultados de las elecciones reflejen la voluntad popular y sean acatados por todos.
6. Hacemos un llamado a todas las fuerzas del país a sumarse a esta campaña por elecciones libres y justas, observadas nacional e internacionalmente, para preservar la paz en nuestra patria y poder satisfacer las demandas y necesidades de nuestro pueblo, y asegurar el futuro y las aspiraciones de nuestra juventud.
Solo con la unidad de los nicaragüenses lograremos la realización de elecciones libres en noviembre del 2016 y podremos restaurar el Estado de Derecho y la Democracia.”
Nosotros, por supuesto, respaldamos esta proclama.