Ganó Román Chocolatito González sin necesidad de salir a cazar. Su oponente era tan solo comida empacada, y con latigazos certeros destrozó el rumor de esperanza de Valentín Picoco León. Román aniquiló a la cola del mundo del boxeo, a un rival de 29 derrotas que terminó desnudo, sin cortinas donde esconderse y sin ganas de mirarse frente al espejo.
Byron “Zambita” Castellón protagonizó con Leyman Benavides el combate más explosivo de la noche, que terminó a favor de Castellón por decisión dividida.
Jimmy “El Gringo” Aburto derrotó en un resultado discutido a Roberto Rodríguez .
Otro victorioso fue el prospecto Melvin López, aún en amateur. [/doap_box]
El ambiente estaba propicio para el sacrificio del azteca, unas tres mil personas coreaban; noqueálo Chocolate, noqueálo, y así lo hizo. El cuento trágico de Picoco León llegó a su fin cuando en el tercer round el réferi, Onofre Ramírez se apiadó de él.
Onofre veía como la nariz del mexicano se había explotado como una granada cuando en el segundo asalto Román con un recto de derecha lo envió al fango, observaba como se convertía en un sandbag humano en el cuadrilátero para el deleite del público, y aunque León aún se levantaba de las caídas, en su mirada reflejaba el dolor, sufrimiento incandescente y ganas de tirar la toalla.
INICIO DEL COMBATE
En el primer round, Román González cedió terreno al contrincante, dejó que le entrarán golpes simplemente porque sí; Quería ver que traía el mexicano y darme cuenta de su poder, pero no pegaba duro, indicó como excusa de darle más vida a León, pero en verdad significaba un estiramiento de la agonía, del final oscuro que a Valentín le esperaba. Los volados de derecha y algunos golpes en la falda de la cintura, entraron a la humanidad del nicaragüense, que terminó acelerando el asalto.
En el segundo round la esquina me mandó a apretar porque les preocupaba un choque de cabeza, debido cómo estaba León entrando, relató Román. En ese episodio fue la primera caída de León, como resultado de la mortífera derecha del pinolero. Cayó Picoco y sonó la campana, el ángel llamado tiempo lo había protegido, dando la pauta para el desenlace.
¡Pum, pum! A la lona, ¡Pum, pum! A la lona, parecía una escena de un filme de Hollywood con tomas repetida. Chocolatito hizo pasar más tiempo a León sentado en la fría lona de los fracasados en el tercer asalto. Tres veces fue derribado, solamente dos contaron oficialmente, hasta que Onofre dijo basta. Román fue el protagonista de la velada; el ídolo local no fue de caza, le trajeron a un rival de microondas, instantáneo, y sin más sorpresas fue: pan comido.
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