Cuando el chinandegano Pablo Juárez inauguró en silencio el club de los bateadores de 1,500 hits en abril de 1992, Edgard López era un chavalo de 17 años de edad en su primera temporada con el Rivas.
Ahora, López está a la par de Juárez y de varios de los más finos bateadores de todos los tiempos en nuestro beisbol, al convertirse en apenas el décimo artillero que salta la barrera de los 1,500 imparables, uniéndose a un exclusivo club que entre otros tiene a Ernesto López, Julio Medina, “Panal” Delgado, Nemesio Porras, Próspero González y Henry Roa. O sea, puras fieras.
El rivense recorrió 1,307 juegos para alcanzar la marca el pasado viernes en el estadio Yamil Ríos Ugarte, de Rivas, ante el derecho Isaías Hurtado, del equipo de Jinotega, en el quinto inning. Fue una línea de hit al bosque derecho la que acabó con la espera de cinco partidos, tres de ellos en el banco porque quería pegar su histórico imparable ante su público.
López, de 40 años de edad, anunció su retiro al finalizar esta temporada. Se irá orgulloso con su marca de imparables, líder entre los rivenses y número uno entre todos los torpederos en la historia de los campeonatos nacionales. Además, su promedio de por vida de .325 solo está detrás del .354 de Nemesio y del .337 de Roa en este club, lo que resalta su calidad y consistencia.
La colección de hazañas de López no para ahí porque también es el único bateador de la historia cuyo promedio de bateo con madera (.330) es mayor que con aluminio (.311), utilizando más de mil turnos al bate con cada artefacto. Además, tiene una racha vigente de 13 temporadas volando sobre .300, únicamente superado por las 18 de Nemesio.
Así que los expertos no se equivocan cuando nombran al rivense como uno de los mejores short-stops en la historia de nuestro beisbol.
El próximo bateador de 1,500 hits debe ser Juan Oviedo, quien va por 1,343 y a pesar de sus 42 años de edad, sigue tronando con fuerza y parece tener las energías suficientes para alcanzar la marca.