El Departamento de Correccional de Georgia (EE.UU.) anunció la suspensión temporal de todas las ejecuciones para analizar la mezcla que se usa en las inyecciones letales del estado.
Esta decisión se produce horas después de que este lunes 2 de marzo se postergara la ejecución de Kelly Renee Gissendaner debido a que el pentobarbital que se iba a utilizar en la inyección letal aparentaba estar “turbio”.
El Departamento Correccional de Georgia indicó en un comunicado que, en un “exceso de precaución”, decidió suspender las ejecuciones previstas mientras se realiza un “análisis de los medicamentos previstos para su uso en la ejecución del recluso Gissendaner programada para anoche”.
Las cortes deberán emitir nuevas órdenes de ejecución cuando el Departamento de Correccionales de Georgia indique que está preparado para llevar a cabo estas condenas, indicaron.
El estado de Georgia ejecuta a los condenados a la pena capital con una inyección letal de 5,000 miligramos de pentobarbital, dosis que es entre 25 a 40 veces más alta de la dosis considerada mortal.
De haber sido ejecutada con inyección letal, Gissendaner habría sido la prisionera número 35 en el estado en morir por este método, de acuerdo con las autoridades penitenciarias.
Gissendaner se habría convertido, además, en la primera mujer en ser ejecutada en Georgia en los últimos 70 años, aunque la aplicación de la sentencia de muerte se suspendió por segunda ocasión, después de que hace una semana se aplazara por el temporal de nieve previsto para ese día en el estado.
La mujer fue sentenciada a la pena capital por planear y conspirar para asesinar a su esposo en 1997, Doug Gissendaner, junto a su amante, Gregory Bruce Owen.
Esta decisión de las autoridades de Georgia también afecta a Brian Terrell, cuya ejecución estaba prevista para el próximo día 10 por un asesinato cometido en 1992.
La decisión de Georgia llega después de los recientes problemas causados por la composición de las drogas utilizadas para la inyección letal en EE.UU.
Durante años, la mayoría de los estados del país utilizaron una combinación estándar de tres medicamentos para la inyección: un anestésico o barbitúrico (habitualmente pentotal sódico o, en su defecto, pentobarbital), un agente paralizante y un electrolito que detiene el ritmo cardíaco.
Pero después de que en 2011 la empresa estadounidense Hospira dejó de producir el componente esencial, el pentotal sódico, se han ido agotando las existencias de inyecciones letales, por lo que los estados han probado nuevas fórmulas que han generado complicaciones en varias ejecuciones.