Durante los últimos días la ciudad de León ha sido azotada con intensas tolvaneras acompañadas de rachas de viento hurracanadas, cubriendo calles, casas y comercios con polvo.
Sobre la carretera “bypass”, los conductores de automóviles transitan a ritmo cauteloso y con las luces encendidas a mediodía, con afán de hacerse notar y no ocasionar accidentes.
Algunas casas están inundadas de polvo, y no se puede cocinar. Mari Esquivel, habitante del barrio El Laborío, dijo que “ya no se aguantan estos polvazales. Llevamos varios días con esto, necesitamos que las autoridades busquen cómo hacer algo ya, porque los más afectados somos nosotros”.
Esquivel asegura que, de sembrar más árboles en la ciudad, las tolvaneras que aparecen todos los años serían contrarrestadas.
Para Rodrigo Díaz, habitante del mismo barrio, la situación es “bastante incómoda”. “El polvo se mete en todas partes de la casa, no hay lugar donde sentirse limpio y molesta bastante. Ni hablar de cómo tanto polvo puede afectar la salud de las personas alérgicas. Dios sabrá cuántos químicos tiene este polvo”, describió.
Presuntamente, los remolinos de viento son originados en los terrenos de siembra de caña y maní ubicados al noreste y sureste de la ciudad de León.
En años pasados líderes comunitarios han denunciado este mal, y en julio de 2014 se realizó una marcha contra las tolvaneras para que las autoridades correspondientes solucionen el problema.
Entre los señalamientos que hizo la población está el despale indiscriminado, que reduce el número de cortinas rompeviento.