En los años ochenta se intentó rodear a Managua de un “cinturón verde” para evitar que la ciudad se siguiera expandiendo, pero la población creció descontroladamente y arrasó con los árboles plantados, los mismos que habrían servido para infiltrar agua en el suelo y retrasar un poco la escasez del líquido que ahora sufren los capitalinos.
“En lo que es la pista del Mercado de Mayoreo se puso una cortina grande de cuatro, cinco líneas de árboles de eucalipto, de madroño, sardinillos y vaya a ver, ahora quedan unos tres, cuatro árboles porque se los comió la ciudad”, recuerda Carlos Rivas Leclair, director del Instituto de Capacitación, Investigación y Desarrollo Ambiental (Cidea).
Según Rivas, cada año la escasez de agua potable irá empeorando debido al cambio climático y también al despale indiscriminado que impide la infiltración y comentó lo ocurrido en Carretera Sur, una de las zonas de la capital más afectadas por la falta de agua potable, “del empalme de Nejapa a la intersección de la carretera Suburbana, (donde) en el último mes han eliminado setenta árboles centenarios, un verdadero ecocidio”, señaló.
POZOS SON SOLUCIONES A MEDIANO PLAZO
Por esto, de acuerdo con Rivas, “los pozos de Enacal (Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios) y los esfuerzos que Enacal hace son soluciones a mediano plazo” pues el problema es de fondo.
En palabras de Rivas, las medidas a tomar deberían ser las cosechas de agua en las zonas rurales, “parar la expansión, acelerada, anárquica y mal planificada” de ciudades como Managua porque “no hace más que agravar la deforestación” y declarar áreas protegidas y zona de reforestación “la parte de la Cuenca Sur y las Sierras de Managua y Ticuantepe, proteger al máximo todo ese cinturón verde”.
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