Tener la suerte de poder disfrutar de una piscina privada en el jardín de nuestra casa proporciona divertidos y agradables ratos en familia durante los meses de verano. Sin embargo, cuenta con un gran inconveniente y es que requieren de un buen mantenimiento y limpieza.
Cada vez más personas disfrutan de piscina propia. Ello se debe a que los precios bajan, las calidades mejoran, y las obras de instalación se ven compensadas por la expectativa de un placentero baño a cualquier hora y sin salir de casa. El portal especializado en bricolaje de facilísimo, señala que la limpieza deberá realizarse mediante chorro de agua fría a alta presión, frotando con un cepillo de albañil si hay que eliminar verdina o moho.
Las piscinas de poliéster necesitan la renovación de la capa externa cada tres o cuatro años. La misma empresa instaladora nos dirá qué revestimiento debemos emplear y cómo aplicarlo.
¿DE PLÁSTICO?
Las piscinas pequeñas de poliuretano, goma o plástico duro son bastante frecuentes, pues suponen un sitio de recreo ideal para niños y adultos que las usan diariamente en comunidades donde no existen otras más grandes. Además resultan económicas y solo la falta de espacio donde instalarlas hace que en cada casa no haya una en verano. En caso que la piscina sea plástica busque un lugar despejado para la colocación de la piscina. Puede ser el jardín de la casa o la azotea.
Tenga presente que las hojas y ramitas se recogen fácilmente con la redecilla, evitando así que puedan atascar el filtro de la depuradora.
Para el buen mantenimiento de nuestra piscina pequeña sería conveniente disponer de algún sistema de filtración del agua.
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