Se estima que más de un cuarenta por ciento de la población nicaragüense todavía hace uso de leña para cocinar, esto causa un gran impacto en la degradación ambiental y su impacto por uso se ve focalizado en las emisiones de gases con efecto invernadero.
“La leña es el primer combustible en energía primaria en Nicaragua y el consumo no ha bajado significativamente, ha bajado un porcentaje pero más bien tiende ha incrementar la cantidad, aparte hay una afectación al medioambiente y esto quita la capacidad de regeneración de los bosques porque hay una gran presión para extraer leña”, dijo Leonardo Mayorga, gerente de Proleña.
Aunque el biogás representa una oportunidad, Mayorga explica que no es la solución a los problemas de biomasa a nivel nacional, simplemente es una salida a pequeños y medianos productores que utilizan el estiércol del ganado, ya sea vacuno o porcino, para la generación de biogás.
“Los consumidores de leña y carbón no van a cambiar drásticamente si el crecimiento del Producto Interno Bruto del país es del 4.5 o 5 por ciento anual, lo ideal es llegar a un diez por ciento para que haya un cambio”. Leonardo Mayorga, gerente de Proleña.
NICARAGUA, UNO DE LOS MAYORES CONSUMIDORES
La Alianza en Energía y Ambiente (AEA) en sus estadísticas revela que el total de utilización de leña como proporción del consumo energético es alto, el promedio es del 41.1 por ciento en la región, pero varía en cada país: el 15.6 por ciento en Costa Rica; 23 por ciento en El Salvador; 62.8 por ciento en Guatemala; 42.7 por ciento en Honduras; 15.4 por ciento en Panamá y 49.5 por ciento en Nicaragua.
“La gente no puede hacer una transición de leña a gas licuado por cuestiones de ingreso, si la situación económica del país no mejora el consumo de leña tiende a subir”, sostuvo Mayorga.
Un manojo de leña cuesta entre 8 y 10 córdobas y dura dos horas en el fuego.
MÁS CARO USAR LEÑA
Actualmente el cilindro de 25 libras de gas butano cuesta 218.50 córdobas, este con un consumo básico dura un mes y en este tiempo los consumidores de leña gastan 350 córdobas. Aunque les resulta caro comprar leña, no la dejan de usar porque no tienen la capacidad de ahorro.
Los niveles de pobreza influyen en el consumo de leña porque “no hay capacidad de ahorro para comprar el tanque de 25 libras, porque los pobres viven día a día, esto tengo para la leña y lo que me sobra voy a comprar arroz, frijoles, lo que sea y sin darse cuenta que en el mes gastaron más de lo que vale el cilindro de gas, trabajaron más y afectaron el ambiente”, explicó Mayorga.
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