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En sus actuaciones gritaron, lloraron, tiraron cosas al suelo e interactuaron con su audiencia. LA PRENSA/DOUGLAS LÓPEZ

Pasiones del humor negro

Hay una gran diferencia entre lo trágico y lo cómico; el primero es universal, el segundo es particular. Todos sentimos, de la muerte, por ejemplo, el mismo dolor, pero no todo nos causa la misma risa.

Hay una gran diferencia entre lo trágico y lo cómico; el primero es universal, el segundo es particular. Todos sentimos, de la muerte, por ejemplo, el mismo dolor, pero no todo nos causa la misma risa.

El motivo por el cual se ríe un nica, indiscutiblemente no es motivo de risa para un alemán. Pero cada uno con su monólogo ha logrado encontrar la risa del nicaragüense.

Nosotros nos reímos de nosotros mismos, y los monólogos de los Wampiros se ríen del público; porque ellos no son cómicos, sino comediantes. El cómico trae establecida su comicidad que se queda en la escena misma.

Los actores Wampiros son comediantes porque hacen la comedia en el momento mismo de la actuación. Su arma letal es la improvisación, pero sobre todo su relación empática con el público.

CHUPARLE LA SANGRE AL PÚBLICO

El público es su musa de inspiración; es la risa del público que les llena de energía, de un público que paga su entrada, para que un grupo de actores, bien intencionados, se ría de ellos mismos.

Por qué se llaman Wampiros, es una alegoría porque le chupan la vida a los espectadores, ¿y si no le chupan la sangre, qué cosas chupan estos actores?

El monólogo del diablo gusta, por la manía que tiene la gente de echarle le culpa al diablo de todo lo que nos pasa. Hay uno de ellos, por cierto de anteojos, gordo y vampirón, que descobija las relaciones entre las parejas. La de gran dominio es una joven cuyo tema es el trabajo y las famosas entrevistas, mordaz, finamente mete el dedo en la llaga.

Otro que me llamó la atención es el de pantalón rojo, se mira todo zocadito y delicado, pero sale hablando de sexo y de posiciones sexuales.

TOME NOTA: Se presentará hoy en el Teatro Rubén Darío, La Judea de Tipitapa, a las 5:00 p.m. como parte de la Expoteatro 2015.

La muchachita habla de medicina y de doctores, hay que ver qué cosas habla. El de borracho, excelente, bacanalero y muy teatral. Pero el filosófico, el que arrastra la silla, el que odia la vida, fue el que más me molestó, yo siempre creyendo en la felicidad y él de un chupetazo me destruye mis creencias. Pero este es un actor hipócrita, que dice que no existe la felicidad y él estaba feliz con su actuación, arrastrado por el furor de los aplausos.

Este es un grupo de personas que tomaron el taller de actuación Poder y Presencia con el actor y director Lincoln Castellón. Ellos son profesionales de diferentes carreras; bailarines, doctores, abogados, locutores de radio, empresarios, estudiantes, amas de casa.

Todos los participantes del taller presentan un monólogo de 4 a 8 minutos frente a un público de familiares amigos en el estudio donde se imparten los talleres.

Pero eso es una fachada, ellos se juntaron con cada uno de los monólogos para joder al público, para jincarlos, para enratonarlos, para hacerlos reír, para que tengan carcajadas, para decirles que el teatro es importante, porque habla como todo arte, de la vida misma.

Cultura Humor negro Lincoln Castellón teatro archivo

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