La participación de Cuba en la Cumbre de las Américas que se realizará el 10 y 11 de abril próximo en Panamá, será sin duda un hecho extraordinario sin precedente.
En las anteriores seis cumbres de las Américas ni siquiera se consideró la posibilidad de que Cuba, por su régimen totalitario, pudiera ser invitada a participar en un foro que por su origen y naturaleza es para países democráticos. “La democracia es el único sistema político que garantiza el respeto de los derechos humanos y el estado de derecho; a la vez, salvaguarda la diversidad cultural, el pluralismo, el respeto de los derechos de las minorías y la paz en y entre las naciones. La democracia se basa, entre otros principios fundamentales, en elecciones libres y transparentes, e incluye el derecho de todos los ciudadanos a participar en el gobierno. La democracia y el desarrollo se refuerzan mutuamente”. Así se estableció en la Declaración de Principios aprobada en la Primera Cumbre de las Américas, celebrada del 9 al 11 de diciembre de 1994 en Miami.
Pero ese criterio de principios fundamentales se ha venido debilitando desde la aparición de los regímenes populistas autoritarios, que surgieron de elecciones pero no son democráticos aunque las timoratas democracias del hemisferio los reconozcan como tales. Y ahora se ha renunciado prácticamente al criterio democrático de la Cumbre de las Américas, a partir de la decisión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de negociar con Raúl Castro la normalización de sus relaciones con el régimen totalitario de Cuba.
Pero no solo el Gobierno de Cuba participará en la Cumbre de las Américas de Panamá. También estará presente en la gran cita hemisférica una delegación de la disidencia cubana, representando a las organizaciones independientes y democráticas de la sociedad civil.
La VII Cumbre de las Américas de Panamá no será solo la reunión de los jefes de Estado y de gobierno. En paralelo y de forma complementaria se celebrarán los llamados Foro de la Juventud, Foro Empresarial, Foro de Rectores universitarios y Foro de la Sociedad Civil. Y para participar en este último han sido invitados no solo representantes de los organismos civiles de Cuba que obedecen al gobierno, sino también miembros de las asociaciones cívicas independientes y disidentes del sistema comunista.
Se conoce que el gobierno de Cuba califica a las organizaciones civiles democráticas como “mercenarias, anexionistas y proimperialistas al servicio de Estados Unidos”. Sin embargo tendrá que aceptar su participación en la Cumbre de las Américas de Panamá, porque han sido invitadas de manera oficial por la autoridad panameña organizadora del Foro de la Sociedad Civil.
Sin duda que el gobierno de Cuba y sus aliados del Alba están presionando para que la invitación a la disidencia cubana sea revocada. Pero el gobierno de Panamá debe mantener el criterio que expresó el presidente Juan Carlos Varela en enero pasado, en Costa Rica, en ocasión de la Cumbre de la Celac. Varela justificó la participación de la disidencia cubana en la Cumbre argumentando que hay que “buscar en la diversidad de ideas la unidad de criterios para enfrentar los problemas que afectan a los ciudadanos”.
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A