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Oswaldo Mairena es el mejor lanzador zurdo en la historia de Nicaragua. LAPRENSA/ MANUEL ESQUIVEL

¡Bendita zurda!

Estaba en las afueras del estadio con su barba crecida. Su equipo, Chinandega iba a jugar contra el Bóer, pero él no estaba desesperado por entrar al dogout. Pudo ser que sabía que no iba a lanzar, que su utilidad es más de nombre que de dominio o efectividad. Un día antes había perdido el primer juego de la serie, su recta humeante estaba sin humo, sin matices, tan inocente como cuando una vez de niño soñó con llegar a Grandes Ligas. Jass Vargas aprovechó y la empujó a las tribunas. Ese es el Oswaldo Mairena de hoy, en el epítome de sus 40 años.

Estaba en las afueras del estadio con su barba crecida. Su equipo, Chinandega iba a jugar contra el Bóer, pero él no estaba desesperado por entrar al dogout. Pudo ser que sabía que no iba a lanzar, que su utilidad es más de nombre que de dominio o efectividad. Un día antes había perdido el primer juego de la serie, su recta humeante estaba sin humo, sin matices, tan inocente como cuando una vez de niño soñó con llegar a Grandes Ligas. Jass Vargas aprovechó y la empujó a las tribunas. Ese es el Oswaldo Mairena de hoy, en el epítome de sus 40 años.

Mairena es consiente que el viejo león ha llegado a su último invierno, por eso piensa retirarse una vez que culmine esta temporada en Primera División. Pero este zurdo que parece inutilizado en el montículo, una tarde en el Citi Field, levantó su gorra entre lo alto de la multitud, había dominado a la artillería liderada por Mike Piazza.

El muchacho estaba allí bajo la luz de las torres, siendo el foco de los faroles, cubierto por la visera de su gorra, el sueño de niño se había cumplido, por misericordia divina, por esfuerzo y dedicación, por algún motivo; Mairena era un big leaguer.

“Este será mi último año porque me han ofrecido un puesto como coach de picheo del Chinandega para el siguiente año”, indica Oswaldo. Él sin el beisbol es como el lanzador sin brújula, la curva sin rotación.

“Ahorita también a parte de lanzar tengo trabajo con Vicente Padilla, le ayudo a entrenar a muchos talentos en su academia”, agrega. “A veces me da risa porque yo llegué a tirar con los Marlins 95 millas, ahí en ese entonces yo era un tirador, luego me hice picher, y cuando me mido con el radar en la academia mi recta anda en 80, 81 hasta 83 millas”, explica.

Mairena no se imagina estar fuera del perímetro de los acontecimientos del beisbol; “siempre quiero estar vinculado a esto, sé mucho y me gustaría transmitirlo”. Aunque la economía es parte fundamental para el soporte social, este lanzador dice haber ahorrado lo suficiente. “Yo gané 200,000 dólares y algo me quedó guardado. Ahí tengo un poquito para pensar en algún negocio”, asegura Mairena.

En el recuerdo de su memoria están las actuaciones con la Selección Nacional, la vez que firmó y se convirtió en el pelotero con el bono más alto en ese entonces con 48 mil dólares, el pelotazo que casi le quita la vida, el día en que llegó a las Ligas Mayores y no se lo creía, y aunque el tiempo ha pasado y las cicatrices conjugadas con éxitos han quedado, dice no arrepentirse de nada; “me duele no haber podido establecerme en Las Mayores”, señala, pero eso ya no importa; la vida de este pelotero se grafica como una fiesta que fue de lágrimas a felicidad.

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COMENTARIOS

  1. Gio
    Hace 9 años

    Si no me equivoco no fue en el citi field. El citi field lo inauguraron hasta el 2009. MAs bien seria el Shea Stadium que era la casa de los Mets en ese entonces.

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