Hace poco más dos semanas, representantes de las distintas facciones que reclaman la personería jurídica del Partido Liberal Independiente (PLI) fueron a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), para solicitar a esta instancia que resuelva de una vez por todas a cuál de los grupos hará dueño del PLI.
Los reclamantes, que mantienen la disputa desde febrero 2011, alegaron que les urge la resolución. Quieren que la CSJ resuelva la situación antes de que el Consejo Supremo Electoral (CSE) convoque a las elecciones de 2016.
En la actualidad, la casilla 13 del PLI está en manos del grupo que lidera Eduardo Montealegre, excandidato a la Presidencia, quien asegura que no hay división y que “el PLI es uno solo”.
La fragmentación es apenas uno de los tantos problemas —algunos endémicos— que se le achacan a la oposición política del país.
El diputado opositor Elíseo Núñez recuerda que para la campaña presidencial del 2011 realizaron varios grupos focales con distintos pobladores y se acuerda que una de las cosas que la gente señaló es que “pasan más tiempo peleando entre ellos” que en contra del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), partido que está en el poder desde el 2007. Y esa “lucha interna” restaba simpatía.
Aparte de estar atomizada, a la oposición política se le atribuye una poca conexión con la problemática social que aqueja a grandes sectores y que el Gobierno tampoco atiende. También carece de un programa y de propuestas que atraigan a la población.
Encuestas recientes constatan esa caída de la oposición. Los resultados de M&R, recientemente divulgados por distintos medios, arrojaron que la oposición no alcanza ni un diez por ciento de simpatía entre la gente. Apenas arrancó el 7.1 por ciento de apoyo de la población mientras el partido de gobierno el 55.1 por ciento, según el sondeo que se aplicó a 1,721 pobladores entre el 17 y 30 de marzo.
Principales poderes sin oposición
63 diputados integran la bancada del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), partido de gobierno. El resto está compuesto por 25 diputados del PLI (Partido Liberal Independiente) y cuatro diputados independientes, dos de ellos votan en sintonía con la bancada del FSLN.
10 magistrados del Consejo Supremo Electoral, de los cuales seis son sandinistas y los otros cuatro son de otra tendencia política, sin embargo, están alineados al sandinismo.
11 magistrados de la Corte Suprema Justicia (CSJ), pertenecen al FSLN y cinco de otras tendencias políticas, pero también votan de acuerdo con los intereses del partido de gobierno.
05 miembros del cuerpo colegiado de la Contraloría General de la República, cuatro oficialmente pertenecen al partido de gobierno, uno de ellos, María Dolores Alemán, hija del exmandatario Arnoldo Alemán, pertenece a otra tendencia política.
Para el analista político Alfonso Valle, catedrático de la Universidad Americana (UAM), la “oposición en este país es extremadamente fragmentada” y cree que es uno de sus problemas más visibles.
“Dentro del sistema democrático, en el sentido amplio, los partidos políticos son agrupaciones humanas que se organizan en función de asumir el Gobierno. Y un partido de oposición en la contienda va en contra del que ya está en el poder”, teoriza Valle.
“La oposición política está lejos de ser una sola, hay varias oposiciones: los que hacen el juego al Gobierno por unos dólares más y tienen representantes en los diferentes poderes del Estado; la oposición de la derecha tradicional que se hunde bajo los escándalos de corrupción(…) y por último, la oposición progresista que quiere cambiar realmente las cosas, pero no tiene un peso político importante”, dice el sociólogo Óscar René Vargas en su libro Nicaragua cambia, todo cambia.
En entrevista, Vargas comenta que la clase política, tanto la que está en el poder como la opositora, está anquilosada.
Si se comparara en una fotografía la clase política con la de hace veinte años se comprobaría que siguen siendo los mismos. Y los que no están es porque se han muerto o han cambiado de posición, apunta Vargas. “Es el dinero el que pesa en los viejos políticos”, dice Vargas y agrega también la compra de influencia.
Elíseo Núñez también reconoce que los partidos políticos de oposición perdieron su razón de ser ante el colapso del sistema electoral nacional.
SIN PROGRAMAS
Tanto Óscar René Vargas como Alfonso Valle coinciden en que otro problema de la oposición es la falta de programas y propuestas.
Aparte de criticar y rechazar, generalmente las políticas del Gobierno, los políticos opositores no ofrecen nada.
“Les falta comprensión de la realidad que les permite hacer propuestas audaces”, dice Valle y valora sí que es importante su papel fiscalizador y de denuncia de la gestión del Gobierno, pero deben ir más allá. “No contamos con esa oposición que haga propuestas para construir”.
Vargas también hace notar que el talón de Aquiles del actual Gobierno está en lo social. Hay problemas en salud, educación, no se genera empleo, no existe una política para impulsar a la pequeña y micro economía, pero de esa situación parecen no percatarse los políticos que se sitúan en la acera de la oposición.
Y eso ocurre “porque ni siquiera saben lo que está pasando”, señala Vargas.
Montealegre refuta la falta de propuestas de la oposición y recuerda que propusieron prorrogar la entrega de cédulas al CSE (Consejo Supremo Electoral) en diciembre pasado y también promovieron la reducción de la tarifa eléctrica meses antes que el Gobierno anunciara la reducción de la factura energética.
El año pasado también propusieron un plan para contrarrestar los efectos de la plaga de la roya en el café, según recuerda Montealegre.
EMPRESARIOS SE ALEJAN
En la caída de la oposición también resaltan el poco apoyo que la empresa privada presta a los políticos de oposición. Según Vargas, el empresariado trabaja aliado con el Gobierno y actúa como “lobbista” a favor del Gobierno porque ayuda a que los políticos de oposición se sometan a la voluntad del Gobierno. Esto es muy claro en espacios como la Asamblea Nacional. Otra instancia que según Vargas ha perdido completamente su legitimidad.
El diputado Elíseo Núñez recuerda que en la última campaña presidencial el partido liberal, que presentó como candidato al empresario radial Fabio Gadea, no consiguió más de medio millón de dólares del empresariado. “Fue bajísimo”, comenta Núñez y cree que hay una casi ausencia de financiamiento de la empresa privada hacia los “esfuerzos de oposición”. Aún así, casi sin apoyo económico, Núñez valora que limpiamente se logró alrededor del treinta por ciento de los votos.
OPOSICIÓN SOCIAL Y POLÍTICA
La excomandante guerrillera Dora María Téllez ve el vaso “medio lleno” y no “medio vacío”, pues considera que sí hay oposición en el país, aunque la divide en “social” y en “política”.
La social sería la más fuerte y Téllez explica que dentro de la misma se encuentran el movimiento campesino que lucha por sus tierras que se ven amenazadas por la supuesta construcción de un Canal Interoceánico, un proyecto estratégico y emblemático del actual Gobierno, así como también las protestas de los campesinos en Rancho Grande, quienes se oponen a la minería a cielo abierto que impulsa la misma administración de Daniel Ortega.
En ese grupo también identifica al movimiento de mujeres que ha sido beligerante en el respeto a los derechos, en el tema de la violencia contra las mujeres y el cese de los femicidios.
Téllez, dirigente de disidentes del Frente Sandinista (FSLN) agrupados desde mediados de los años noventa en el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), considera que las encuestas también demuestran que hay oposición, ya que han revelado que un cuarenta por ciento de la población nicaragüense no está de acuerdo con el proyecto canalero de Ortega.
Además, explica la exguerrillera que en el pasado también ha hecho huelga de hambre para reclamar por los desmanes del oficialismo y hay diferentes sectores como el de las mujeres que están luchando por los derechos que ellas sienten les lesiona el Gobierno.
Respecto a la “oposición política”, Téllez admite que esta “se ha ido quedando reducida a unas pocas fuerzas, lo cual no quiere decir que no existe”.
La disidente sandinista considera que principalmente están el PLI y su MRS, porque el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) dejó de ser opositor desde finales de los años noventa, cuando consumaron un pacto con el FSLN a finales de los noventa.
También hay otros intentos de partidos pero que en su mayoría, unos 11 tal vez, son satélites de los rojinegros ya que, por ejemplo, en las elecciones les ceden sus fiscales y miembros de mesas.
Según Téllez, la oposición verdadera coincide en estos momentos en que hay una necesidad de reconducir democráticamente al país, principalmente a través de unas elecciones limpias y transparentes en el 2016.
A la exguerrillera no le preocupa si hay desconfianza entre los mismos opositores, porque eso lo ve “natural” y “subjetivo”, o que no haya una unidad en bloque aún porque no es “realista”, aunque sí es partidaria de que debe haber una alianza entre las fuerzas opositoras. “Lo importante es que haya una reconstrucción democrática”, dice.
Un problema que no se puede ocultar con un dedo es que la oposición no tiene incidencia en las decisiones que se toman en la conducción del país, reconoce Téllez. Por ejemplo, en la Asamblea Nacional el FSLN tiene mayoría absoluta, gracias al fraude electoral de 2011 alega la exguerrillera, lo cual le permite aprobar leyes y resoluciones sin contar con los opositores y a la vez bloquear todas las iniciativas de estos últimos.
NO ES DE ESCRITORIO
Específicamente sobre su partido, Téllez asegura que no son un partido de escritorio sino que hacen oposición “fuerte” y que algunos dicen que están en todos los estamentos y sectores sociales, y otros que están detrás del movimiento campesino contra el Canal.
“Creo que el MRS es un partido que está bien posicionado a nivel social y se articula como partido político de una manera distinta a como lo hacen otros partidos del país. No construimos partido político de la misma manera que lo constituyen otros. El MRS trabaja por la vía de redes y esa es una manera distinta de la que estamos acostumbrados a ver”, explica Téllez.
Elíseo Núñez reconoce la tendencia que ha habido entre los políticos opositores al reaccionar a las políticas y medidas del Gobierno. Núñez algunos no han acabado de entender la “dinámica capitalista del orteguismo”.
Núñez, que es de la camada de políticos jóvenes, también cree que han fallado en atraer a los jóvenes a la política. Piensa, sobre todo, que les falta una organización política más comunitaria si de verdad se quiere recuperar el sentido de los partidos que en teoría buscan el poder para lograr el bien común.
“Creo que el MRS es un partido que está bien posicionado a nivel social y se articula como partido político
de una manera distinta a como lo hacen otros partidos del país”. Dora María Téllez, exguerrillera y miembro del Movimiento Renovador.“No hemos conectado con el nuevo modelo que te lleva a poder mover masas y producto del colapso del sistema electoral tu retroalimentación con la gente es mucho más limitada”. Elíseo Núñez, diputado opositor del Partido Liberal Independiente (PLI).
“En la medida que venga menos dinero de Venezuela, el problema social se va agudizar, pero también se van agudizar los errores políticos (del Gobierno). Con esta combinación de elementos creo que aquí va a haber una implosión social”. Oscar René Vargas, sociólogo y analista.
“Nosotros metimos una iniciativa para que se baje el precio de la luz, el Gobierno tuvo que ceder. Obviamente la gente no nos reconoce eso, pero no importa, al final la gente va a recibir una pequeña rebaja”. Eduardo Montealegre, presidente del PLI.
OPOSICIÓN SOCIAL AL ORTEGUISMO
La marcha del pasado 10 de diciembre que congregó en Managua a campesinos, organizaciones de derechos humanos, de mujeres, es una de las expresiones de “oposición social” más cercana que ha habido en el país.
Los campesinos que han manifestado su rechazo al megaproyecto del Canal Interoceánico, que promueve el Gobierno, y que han realizado más de 15 marchas, han sido reprimidos por la Policía y asediados por el Ejército de Nicaragua. Las tensiones entre los campesinos y los uniformados han ocurrido en escenarios rurales como Nueva Guinea y Rivas.
El movimiento de mujeres, a lo largo de estos nueve años de Gobierno, ha sostenido su lucha por reivindicaciones de derechos y por el cese de la violencia contra las mujeres. Estos grupos también han sido reprimidos en distintas ocasiones por paramilitares promovidos por el Gobierno.
En el 2013, la mayor expresión social la constituyeron los adultos mayores que reclamaban una pensión reducida y fueron apoyados por un grupo de jóvenes que fueron reprimidos a finales de junio de ese año.
Cuando se impuso la tarjeta electrónica para pagar el transporte colectivo hubo intentos de protesta social que rápidamente fueron sofocados por esos mismos grupos paramilitares.
La protesta social y política ha sido diezmada por la presencia permanente de turbas y grupos que reprimen a los protestantes. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), ha documentado las violaciones sistemáticas del Estado nicaragüense a la población que intenta protestar por sus derechos.