El gobierno del inconstitucional presidente Daniel Ortega ha guardado silencio, sobre todos los temas que los obispos de la Iglesia católica presentaron al Gobierno sobre distintos problemas de la vida nacional. Obispos y población siguen esperando respuestas.
Hoy se cumple un año desde que los obispos se reunieron con el presidente inconstitucional Daniel Ortega, en la sede de la Nunciatura Apostólica, donde le presentaron el documento En Búsqueda de Nuevos Horizontes para una Nicaragua Mejor, el cual recogía una serie de problemas que afectan al país desde los aspectos políticos e institucionales, sociales, derechos humanos, medioambiente, religiosos y temas concernientes a la familia.
“Ciertamente el Gobierno no ha atendido nuestros planteamientos. Tampoco esperábamos respuestas inmediatas, pero sí al menos algunos signos que mostraran la buena voluntad de replantear y corregir algunas cuestiones”, asegura monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua y secretario de la Conferencia Episcopal en ese entonces.
Además, el jerarca católico considera que ante la negativa de Ortega de dar repuestas, observa con mucha preocupación la incapacidad de los partidos políticos y la apatía de la población ante los problemas planteados.
“Después de un año a mí no solo me preocupa la poca atención prestada a nuestro documento por el Gobierno, sino la incapacidad de los partidos políticos, por una parte, y la apatía del pueblo por otra, para afrontar con responsabilidad ciudadana los grandes problemas del país y comprometerse en buscar soluciones concretas. El documento era dirigido al Gobierno, pero la respuesta a nuestras inquietudes pastorales tiene que venir no solo del Gobierno, sino de toda la sociedad”, sostiene el obispo Báez.
NUNCIO: PEQUEÑOS LOGROS
El nuncio apostólico Fortunatus Nwachukwu, embajador del papa Francisco en Nicaragua y quien organizó el histórico encuentro, dijo que su objetivo era que el Gobierno y los jerarcas católicos dialogaran.
“Yo tenía solo un objetivo, llevar a los obispos a sentarse en una mesa de diálogo con el Gobierno. Esto para mí fue un logro”, valora el representante del papa en Nicaragua, quien evitó comentar las demandas de los obispos en materia política e institucional.
Sin embargo, el diplomático asegura que a un año del encuentro sí “hubo pequeños cambios en algunos puntos expuestos de los grandes problemas del país”.
“Yo diría que hay cosas que han mejorado”, sostiene Nwachukwu. Según el funcionario de la santa sede, él ha recorrido distintas zonas del país y ve “pequeños progresos” en la infraestructura vial, en las escuelas y hasta en la seguridad ciudadana.
Los obispos en el documento entregado a Ortega le señalaron sus desacuerdos por la forma en que el Gobierno manipula los signos y expresiones religiosos para realizar campañas con fines políticos. Sin embargo, el nuncio sostiene que el Gobierno no impide en nada la labor misionera y pastoral de la Iglesia católica en el país.
“Yo veo también que a nivel institucional el Gobierno no impide nada, digamos oficialmente, institucionalmente como Gobierno central, a la misión de la Iglesia”, resalta Nwachukwu.
VILMA NÚÑEZ: ORTEGA “NO TIENE CAPACIDAD MENTAL”
Para la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, la falta de repuesta de Ortega a los planteamientos presentados por los obispos evidencia una vez más que el mandatario carece de voluntad política y “de capacidad mental”.
“Estamos ante una persona que no sabe dialogar ni escuchar y que solo sabe insultar y esperar un dialogo serio con este señor es imposible, creo que no solo le falta la voluntad política, sino que la capacidad mental para realizarlo”, considera Núñez al valorar el silencio de Ortega, a las demandas planteadas por los obispos el 21 de mayo de 2014.
A juicio de la defensora de derechos humanos, Ortega siempre se ha caracterizado por estar alejado por el respeto a la ley.
“Esa actitud del presidente inconstitucional de Nicaragua deja al descubierto su estilo y su forma de ser alejado de la ley”, critica Núñez
En ese sentido, califica a Ortega como una persona que tiene el síndrome del diálogo del sordo y que su único objetivo es el enriquecimiento.
“Es una persona totalmente aislacionista. Tiene el síndrome del diálogo del sordo. Su objetivo fundamental es perpetuarse en el poder para enriquecerse, de modo que cualquier intento de diálogo se estrella ante una pared que no se puede demoler”, considera Vilma Núñez.
POLÍTICOS VICIADOS
Monseñor Silvio Báez insiste en que el sistema político del país debe ser sanado. “El sistema político del país está viciado y debe ser sanado y fortalecido”, advierte.
“Lamentablemente a la debilidad institucional actual hay que añadir la incapacidad de los partidos políticos por interpretar las aspiraciones y los problemas verdaderos del pueblo y proponer, dentro de un proyecto de nación, soluciones concretas para salir adelante”, criticó el prelado.
A un año del encuentro entre los obispos y Ortega, monseñor Báez, aún confía en “que lo vivido aquella noche con el presidente, no quede en el olvido y dé sus frutos para el bien del país”.
ERRADICAR AUTORITARISMO
“Es sano para la sociedad que se respete la voluntad popular para que el pueblo sea sujeto de su propia historia y que pueda decidir en modo libre y soberano sobre el rumbo del país. Y es sano para la sociedad también que se respete la alternabilidad en el poder, para poder erradicar la cultura política basada en el autoritarismo y el caudillismo”, planteó monseñor Silvio Báez.
“La corrupción, la debilidad de las instituciones y la personalización del poder. La historia reciente ha mostrado que el sistema electoral actual, más allá de las personas concretas que están implicadas en hacerlo funcionar, no favorece este cambio en la cultura política, más bien lo impide en modo alarmante. Por eso los obispos hemos insistido en que hay que promover una profunda reforma política de todo el sistema electoral del país. Es posible hacerlo si hay buena voluntad y verdadero amor por Nicaragua”, recalcó.
EL PODER ES PARA SERVIR
“Aunque unas elecciones transparentes y honestas no son suficientes para asegurar el fortalecimiento de la democracia, son necesarias. Es un momento importante en la vida del país, pues alimenta una cultura política que es necesaria en Nicaragua, en donde el pueblo sienta que decide y su voluntad cuenta, en donde se toma conciencia de que el poder es un medio y no un fin y se ejerce para servir y no para servirse de él”, consideró monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua.
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