Las feministas radicales sostienen que el género (el sexo) es un producto social, argumentando que una mujer es mujer porque se viste con faldas y porque cuando estaba chiquita le daban muñecas para jugar, y que el hombre es hombre porque lo vistieron con pantalones y le dieron un carrito de juguete en vez de una muñeca. Por eso es que ahora en ciertos países de Europa los catálogos de juguetes deben presentar a niños jugando con muñecas y a muchachas con pistolas y rifles.
Los hombres y las mujeres no solo son diferentes en el nivel genital y físico, sino que también difieren en casi todas las formas en que se relacionan. Tienen diferentes habilidades comunicativas y diferentes reacciones emocionales. Sin embargo, el hecho de que seamos diferentes no significa que uno es mejor que el otro. En realidad, la propia existencia de la humanidad depende de esas diferencias que realmente son complementarias y son parte de la riqueza y designio de la humanidad.
Este debate tuvo un clímax cuando recientemente en otro país de Europa se votó por un nuevo Primer Ministro y su gabinete tenía una sola mujer.
Estemos claros que nunca ha habido justicia en este asunto, pero antes se trataba de darle su lugar a las mujeres en algunas áreas que ya no se les da. Por ejemplo, en el hundimiento del Titanic en 1912 murieron 1,450 personas, solo 103 fueron mujeres. Comparémoslo con el hundimiento del Costa Concordia de hace poco, allí murieron tanto hombres como mujeres y niños. Y es que en muchos lugares —como en ese barco— ya no hay políticas de preferencia a mujeres y niños.
En nuestra propia Nicaragua, en donde podríamos pensar que todo eso todavía no nos afecta, sepan que hace unos pocos meses se acaba de aprobar en nuestra Asamblea Nacional una reforma a la ley 779 con muchos capítulos positivos pero algunos otros productos de esa ideología de género, en la que se sustituyó una ley vergonzosamente machista por otra claramente feminista radical, con consecuencias lamentables. Hasta nosotros ya han comenzado a llegar injusticias tremendas de las mujeres para con los hombres. La última me la contó un amigo. Me informó que la esposa de un taxista de Masaya le contó que una mujer que su esposo recogió en su carro durante su recorrido como taxista, le exigió le entregara todo el dinero reunido en el día. Y al negarse este, la mujer lo fue a denunciar a la estación de policía argumentando que la había querido violar. Por ser mujer la denunciante lo echaron preso sin apelación alguna. La pobre esposa del taxista llevaba ya varios días gastando sus ahorritos tratando de sacarlo de la cárcel.
Y ahora lo que están pretendiendo es que también aquí se instalen las tales cuotas de trabajo: cincuenta por ciento hombres y cincuenta por ciento mujeres. ¿Se imaginan ustedes que en Corinto despidan al cincuenta por ciento de estibadores y pongan en vez de ellos a mujeres? ¿O que en la Zona Franca corran a muchas mujeres para que haya igualdad de género? siendo un hecho reconocido internacionalmente que nuestras mujeres tienen una extraordinaria habilidad visual y manual que carecen los hombres, como recientemente lo reconoció el inversionista Masayuki Yamaguchi de la fábrica de arneses y partes automotrices, quien aumentará en breve 1,700 puestos de trabajo en sus empresas de Nicaragua por esa su calidad en la mano de obra femenina.
EL AUTOR ES COORDINADOR DE LA CIUDAD DE DIOS
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